UNA NUEVA VECINA - Relatos Eróticos

UNA NUEVA VECINA

... contra mi ingle. El orgasmo mojó mi cuerpo y la cama. Se tiró sobre mi pecho y nos besamos ardientemente.
-Papi… ¿me amás? Conozco tu opinión sobre el sexo y el amor…
-Te amo con todo mi corazón. Vos lo sabés…, soy totalmente tuyo. Puedo coger con tus hijas o con cualquier otra mujer, pero es solo placer físico. El amor está con vos, sólo con vos.
-¡Qué lindo papi! ¡Qué lindo! Aunque las nenas te aman… Me lo dijeron…
-Tenés que disuadirlas. Alentarlas a que busquen chicos de su edad…, y que cojan con ellos todo lo que quieran. – Le decía todo esto mientras le besaba todo el rostro. - ¿Dónde querés que te acabe, mi amor? 
-¿Ya te viene? 
-Creo que sí.
-¿No querés chuparme un poquito, para tragarte mi juguito?
-Si, dale. Sentate sobre mi boca.
Rápidamente, con una mano cubriendo su vagina para evitar que se escape su fluido, se colocó sobre mi cara. Chupé todo lo que puede.
-¡Mamayin! ¡Me viene!
Clarita se tiró sobre la pija, tragándola hasta los huevos. Mi esperma comenzó a saltar en abundantes chorros. Por lo menos yo lo sentía así, aunque no lo veía, porque el glande estaba dentro de la boca, sostenido por los labios. Cuando Clara terminó de tragar, se tiró sobre mí y nuestras lenguas intercambiaron fluidos…, y semen… Estaba totalmente tirada sobre mí, la pija había quedado flácida entre sus piernas. Ella se movía hacia arriba, hacia abajo…, acariciándose la concha con mi pija… 
-¡Qué lindo papito! ¡Qué lindo!
-¿Dormimos otro poquito?
-Si, bueno…, pero ...

... cuando nos despertemos me tenés que acabar en el culo… ¿eh?
-Lo que quieras… ¿En la conchita no puedo?
-Por ahora no papi. En cuatro días estaré lista… ¡Jajaja!
Despertamos el lunes, claro…, a eso de las 7 de la mañana. Cada noche fue más o menos igual…, aunque las tardes a veces tenían variantes. Depende la hora a la que llegaba a casa, estaban algunas de las nenas, sobre todo Aldana, siempre dispuesta. En realidad, a eso de las cinco de la tarde me llamaba para saber a qué hora llegaría. Si estaba sola, me esperaba en la cama, la mía, la “matrimonial”, desnuda y con un dildo en el culo. Me desnudaba, me mamaba…, aunque yo casi siempre la tenía parada, solamente en pensar que la nena me estaba esperando para coger… Bueno, estábamos una hora, una hora y media…, más o menos, cogiendo en todas las posiciones, 69 incluido. Ella llegaba a los tres o cuatro orgasmos. Yo trataba de contenerme y, al final, cuando no aguantaba más, le preguntaba donde quería que le acabara. Sabía que cada día tenía un gusto distinto. Si llegaba Clarisa en el medio de una cogida con la hermanita, se incorporaba inmediatamente. En fin, prácticamente cada día era algo especial. A veces, desgraciadamente, el trabajo no me permitía llegar temprano…, y estaba Clarita también esperando…, para cenar, digo. Eso era lo mejor para ella, pues todavía tenía los huevos llenos de esperma, así que luego de cenar, una horita mirando tv para hacer la digestión, y luego…, a la cama. Durante la noche había dos o tres ...