El verano pasado
Fecha: 11/09/2018,
Categorías:
Intercambios
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
El verano pasado, mi marido salió de viaje una semana, por cuestiones de trabajo. Tenemos unos amigos muy allegados, otro matrimonio como nosotros que tienen un bonito y acogedor chalet en una zona costera, dónde pasan los veranos y fines de semana; sabiendo que yo me quedaba sola una semana me invitaron a pasarla con ellos y yo acepté encantada, solo pensar que me tenía que quedar sola en casa, en el centro de la ciudad en pleno mes de agosto...así que decidí irme con ellos.
Preparé mi maleta dónde metí algo de ropa de arreglar, por si salíamos por la noche, y mayormente metí ropa fresca, bikinis y pareos, con el calor que hacía no apetecía llevar mucho más puesto.
El viernes por la mañana pasaron a recogerme por casa, y cogimos carretera hacia la costa. Hacía muchísima calor, aunque en el coche se estaba a gusto con el aire acondicionado. En dos horas ya estábamos allí.
Me mostraron cual sería mi habitación, estaba al lado de la de ellos y si quería podía compartir baño, pero preferí acomodar mis cosas en el aseo, me resultaba más cómodo tener un par de estanterías para poder poner todos mis cosméticos.
Pasamos un día de lo más relajado, paseamos por la playa, tomamos el sol, comimos una paella fantástica, nos bañamos en su piscina, en fin, una jornada muy agradable. Al anochecer Ana, que así se llama mi amiga, decidió que podíamos cenar en casa y ya quedarnos allí para descansar, a mí me pareció bien, hacía pocos días que había cogido las vacaciones y aun ...
... estaba un poco estresada.
Después de una cena ligera y un rato de conversación, me fui a mi habitación para descansar, saqué del cajón mi camisón, muy cortito de satén, muy suave y cómodo, me desnudé y me lo puse. Enseguida escuché como ellos también se iban a la habitación, oía como hablaban, aunque no se entendía la conversación, tampoco me importaba demasiado. Se empezaron a oír risas, Ana se reía, lo intentaba hacer en silencio para que yo no lo escuchara, pero había tanto silencio en la casa que se percibía todo perfectamente.
En pocos minutos se podían escuchar gemidos, respiraciones subidas de tono y el crujir del somier, con un movimiento regular.
Paré mi respiración para poder oír aquel sonido, me empezaba a excitar, imaginaba como Iván estaba encima de ella , le chupaba las tetas y se la follaba, empecé a acariciar mis pechos por encima de la tela suave, mis pezones estaban erectos, bajaba mis manos por el resto del cuerpo, como si de un sensual masaje se tratara, me llevé las manos a mi raja que también acariciaba por encima de la tela, notaba mis labios y como el clítoris se había hinchado, y el suave tacto del satén rozando con él. Me levanté el camisón hasta la cintura, y me acariciaba por encima del pubis, chupé uno de mis dedos y lo volví a bajar hasta mi coño, lo abrí y empecé a frotarlo enérgicamente, me metía un dedo y luego dos, estaba muy caliente y aquellos dos seguían follando como conejos, el ritmo del sonido del somier había aumentado y los ...