Consulta médica
Fecha: 25/12/2022,
Categorías:
Primera Vez
Tus Relatos
Autor: Ricardo Salinas Pipiego, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
A mí corta edad de 20 años he tenido, lógicamente, únicamente dos experiencias que parecen sacadas de una porno y ciertamente me dieron una visión muy rara de la sexualidad que luego me metería en problemas, pero eso es otra historia.
Todo empezó cuando tenía tre ce años, estaba enfermo de una gripa y ese tipo de infecciones pequeñas, ciertamente no es nada de qué preocuparse pero siempre he sido un drama king. El consultorio no estaba muy lejos, directamente en la avenida a sólo cinco minutos caminando, por lo que pude ir yo sólito, con el permiso de mis papás.
Al principio todo bien, desgraciadamente no contaba con algo, tendrían que inyectarme. El doctor ni se inmutó en decirme que la enfermera de la famacia puede hacerlo con un muy bajo costo, que se lo comentara al comprar mis antibióticos.
Eso mismo me destiné a hacer, ahora mucho más nervioso por dos razones; no llevaba ropa interior y siempre me han dado miedo las inyecciones. Pensé en correr a casa pero la enfermera ya había sido notificada por el doctor y no pude negarme a pasar al otro lado.
Rápidamente cerré la puerta y la, de espaldas a mí, enfermera empezó a preparar la inyección, a la vez que yo moría de nervios. No pude no notar su culo, bastante redondito y bien trabajado para notarse incluso en el uniforme blanco. Aunque de cara ella no era muy bien parecida era más que notorio su cuerpo, con unas tetas más grandes que las de mi madre o las de cualquier otra mujer que haya visto, que no es ...
... mucho decir.
β Enfermera, estoy algo nervioso.
β Aw, tesoro no va a pasar nada, yo me encargo, ¿sí?
β Está bien.
Acto seguido, me señaló que me subiera a la una pequeña camilla. Desabroché mi pantalón de mezclilla muy pesado y sin pensarlo, lo bajé más de lo que debía. Ella no se molestó, no estoy seguro que si quiera le haya dirigido la mirada. Me acosté boca abajo y pude sentir el frío de la camilla tocando la punta de mi verga no circuncidada.
β ¿Listo? No te vayas a poner duro
β [...]
βDe la piel, tontito, jajaja... Listo, ya está, pon tu manita aquí para sostener el algodón.
Me di la vuelta teniendo una mano en mi nalgada y tal cual, quedé sentado en la camilla frente a ella, con una mano en mi nalga y con mi verga bien parada.
La enfermera se detuvo al menos dos segundos viéndolo fijamente. Dos segundos que se sintieron eternos.
β Bueno, claramente no puedes salir en ese estado, en el pasillo hay abuelitas, el doctor podría verte, pensarían muy mal de mí.
Yo estaba con la cara más roja que pudiera tener y totalmente paralizado.
β y tampoco puedo dejarte aquí solo, hay material médico, no podemos dejar a nadie aquí...
β Enfermera, ¿es normal que duela?
β ¿Te duele tu cosa? ¡No! Para nada es normal, dejame revisarte.
Ella tomó mi verga desde media altura y empezó a jalar la piel, observando de arriba a abajo la cabeza.
β Te ves bastante sano y muy limpio. No huele mal, y no noto ninguna protuberancia extraña.
Yo ...