1. Verdaderas amigas - Cap. 4.- Reinas y sus tronos.


    Fecha: 30/07/2017, Categorías: Anal Sexo en Grupo Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    ... que, a lado mío, Norma estaba montada a horcajadas sobre Domingo, quien clavaba su estaca entre las piernas de mi lujuriosa amiga (ya así la consideraba).Nuestras miradas se encontraron, le sonreí (agradecida de la experiencia que me había compartido), y ella se inclinó hacia mí. Tomándome por sorpresa, me dio uno de los besos más tiernos y francos que he recibido. Pero su carácter dominante no desapareció. Me indicó que me parara sobre la cama, con un pie a cada lado de la cabeza de Domingo.Supuse que quería que le brindara la boca de mi sexo al moreno muchacho, y yo no puse reparo. Pero antes de que me sentara sobre el chico, y como quedé parada justo frente a ella, Norma me tomó de las caderas y me acercó a su boca. Ésta y mi sexo se besaron. Luego separó mis labios vaginales con sus dedos e introdujo su lengua en mí. Si no me hubiese provocado tal placer yo me hubiera apartado de inmediato, pero lo dicho, nunca antes había sentido algo así. En mi interior sentí una corriente eléctrica, un delicioso placer lúbrico. Mis paredes íntimas se empaparon, palpitando, dilatándose y contrayéndose.Excitada por sus caricias, miré mi reflejo en un gran espejo situado frente a mí y a espaldas de Norma. Ahí también vi cómo el durísimo miembro del muchacho entraba y salía de la panocha de ella. Quedé fascinada ante tal espectáculo en el que podía ver cómo se perdía tal pedazo de carne entre las grandes y perfectas nalgas de mi amiga, quien comenzó a concentrar el ataque de su lengua en ...
    ... mi clítoris. Me fue inevitable emitir gemidos de pasión y de placer.Adolfo y Pepe, excitados por lo que veían, se pararon del sofá donde descansaban y fueron a pararse junto a nosotras, anhelantes de recibir atención. Yo los invité a que se colocaran uno a cada costado mío, y así les agarré sus vergas. Nada tontos, cada uno tomó entre sus labios mis pezones y los succionaron.Pude percatarme que en poco tiempo ya tenían una erección tan perfecta como la del inicio.La escena que veía en el espejo era desquiciante: Una joven mujer como yo, que sostenía entre mano y mano dos vergas de muchachos colegiales, siendo acariciada en su órgano genital por la lengua de otra. Quien a su vez se movía como desesperada al gozar la verga del muchacho al que con maestría cabalgaba.Apreté y acaricié los falos de los dos mozalbetes que me mamaban las tetas. Aquello era mucho más de lo que hubiera podido desear en mis fantasías más secretas. Domingo recorría las nalgas de Norma con ambas manos. Las manos se veían rechonchas y aun así pequeñas en proporción con los tremendos gajos de carne acariciados.Domingo introdujo uno de sus dedos en el orificio anal de mi amiga. Fuera de sí por el placer recibido, Norma succionó con desesperación mi sexo.—¡Madre mía! —grité mientras sentía el arribo del orgasmo—. ¡Ay... ya no aguanto más!Me convulsioné; me agité como poseída. La succión de Norma no paró y se hizo irresistible. Sentí que me ganaban las ganas de orinar, y así lo hice. Sobre el rostro de aquel ...
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