1. Verdaderas amigas - Cap. 4.- Reinas y sus tronos.


    Fecha: 30/07/2017, Categorías: Anal Sexo en Grupo Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    Norma permanecía imperturbable, sentada muy oronda.—¿No crees que ya es demasiado? —le pregunté a Norma, realmente preocupada.—No, tú no te apures. Él está haciendo su mejor esfuerzo. ¿O no es así?Y, sólo para darle la oportunidad de responder, se levantó.Domingo tragó aire como desesperado sin siquiera poder contestar, pues lo que le urgía era respirar. Norma no tardó en volverse a sentar en su cara inmediatamente.—Pero ahora, como tomaste aire, vamos a iniciar otra vez —dijo, y con su reloj de pulso volvió a tomar el tiempo.Los tres chicos permanecían aún amarrados a las sillas. Entre las dos los habíamos volcado con todo y éstas, con el respaldo hacia el piso.Según Norma, para que tuvieran derecho a penetrarnos, tenían como condición aguantar el que ella se les sentara encima de sus rostros por más de dos minutos.Creo que ninguno se había imaginado que los desafíos de Norma llegarían a tanto. Verla así: montada sobre la cara de Domingo, dejándole caer todo su peso; me hizo preocuparme por él. Pensar en que podría hacerle un daño irreversible al joven chamaco.Por otra parte, Norma se veía como toda una Amazona que se erguía dominante. Ella era eso y mucho más; una verdadera “traga hombres”. Parecía como si en verdad se los quisiera devorar con esas tremendas nalgas que poseía.—Vamos Laura, ayúdame con Adolfo —me dijo, después de que Domingo fallara por tercera vez y tuviera que dejarle respirar.—No, Norma. Cómo...—Ándale, si no lo haces tú lo haré yo —me advirtió, con ...
    ... cierta complicidad en el tono de su voz.Sentí que Norma me animaba a hacerlo porque se había dado cuenta de mis sentimientos hacia Adolfo.Sabiendo de lo que ella era capaz, decidí actuar. Colocando mis pies a cada lado de la cabeza de Adolfo, me dispuse a sentarme en cuclillas sobre su cara. La piel se me erizó mientras descendía hacia él. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando sentí el aliento de Adolfo en la entrada de mi vagina.Cuando por fin mis labios y los de él se tocaron, tomé consciencia de lo que para mí significaba ese contacto. Era un beso. Un real y auténtico beso; uno tan íntimo que jamás antes había dado; ni siquiera a mi novio. Él había tocado mis labios vaginales, sí, pero nunca así.Me sentí otra. Ya no era la misma, definitivamente no. Había superado mi vergüenza; me había atrevido ir más lejos de lo que nunca antes.Sin que Norma me lo indicara, me incliné y con mis otros labios atrapé su verga, ...verga, yo jamás usaba esa palabra. Me sonaba de lo más vulgar. Pero desde esa ocasión la incorporé a mi vocabulario. No podría nombrar de modo más adecuado a esa pieza de carne, tan larga que parecía un mástil. La de Adolfo era la más linda verga que yo hubiese visto; palpado; sentido. Manualmente la limé y, acercando mi cara a su vello púbico, hice que éste rozara mi rostro, lo que me provocó las más dulces cosquillas.Ya no aguantaba más, quería unirme en franca unión sexual con aquel apuesto joven. Deseaba pedirle, rogarle, que me penetrara. La sola idea de ...
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