1. Después de una larga cacería, lo senté en mi cara


    Fecha: 08/01/2023, Categorías: Jóvenes Tus Relatos Autor: Robacunas, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... y le dije al oído "que ricura que eres,. vamos al cuarto".
    
    Ahi lo fui encuerando y me sorprendió ver que tenía una verguita apenas distinguible entre la mata de espeso pelo. Sus nalgas eran perfectas, torneadas, duras y redondas, tal como las había imaginado.
    
    Nos acomodamos y comencé a lamerlo de pies a cabeza, metiendo mi cara en sus sobacos y sintiendo el olor a macho sudado, sus hormonas masculinas. Era embriagante y casi le arranco los vellos. El solo suspiraba y se dejaba.
    
    Luego fui a sus tetillas y no podía yo dejar de apretarle los pezones y los pectorales, durísimos y bronceados. La verdad es que le puse mucha atención porque veía que se le viraban los ojos de placer.  Cuando traté de besarlo me quitó la cara.
    
    EL olor de su verga y sus huevos sudados me pusieron loco, era como si me hubieran inyectado droga.  El aroma que despedían no era desagradable, al contrario, era una mezcla de sudor y perfume barato. La pinga parada no era absolutamente nada extraordinaria pero cuando le di vuelta, las dos montañas de carne llenas de vellos gruesos  y lacios. Metí la cara entre su raja y vi su hoyito oscuro, peludito y cerrado. Cuando mi lengua tocó ese culo era como si le hubiera metido un corrientazo.  Se restregaba contra mi cara como si estuviera poseído.
    - Te gusta que mame el culo? Te ...
    ... arrecha?
    - SI papi, eso me gusta, sigue que me tienes con ganas de que me lo comas todo.
    se iba arqueando y lo puse en cuatro patas para poder chuparle el culo y los huevos a la vez. El mismo se abrió las nalgas y me dediqué a saborearle esa raja como si fuera un dulce de limón. En un momento le metí un dedo y la lengua y el tipo chilló peor que una nenita.
    Ver éste macho tan macho sometido por una lengua me puso a mil. Yo lamía y raspaba su ano con mi barbilla mientras me pajeaba como bestia.  EL se tocaba su verguita parada pero a veces separaba sus nalgotas con los dedos para darme acceso al mismo centro del culo. Lo senté en mi cara y me ahogaba entre tanta nalga, pelo y peso. Era como un sueño vuelto realidad. Al final no aguanté más y me le dije que se viniera.  Se acomodó y me tiró la leche en la boca mientras yo me pajeaba rabiosamente.  Le tenía un dedo metido en el culo y me lo estranguló con la fuerza de su eyaculación. Una delicia de mamada de culo que voy a repetir muchas veces.
    
    Ya con más calma y luego que nos habíamos cambiado me confesó que siempre le había arrechado que le mamaran el culo pero que su mujer era insípida en el sexo, lo hacía mecánicamente sin proporcionarle verdadero placer y que desde muy jovencito los hombres le habían perseguido por su culo, tal como lo imaginé. 
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