1. En busca de experiencias


    Fecha: 18/09/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: korso10, Fuente: CuentoRelatos

    ... que recorrió todo mi cuerpo y repercutió muy fuerte en mi concha, notando por primera vez una sensibilidad excesiva en ella.
    
    Me gustaba lo que me hacías y yo reaccionaba como sabía que a vos te podía gustar.
    
    Junté ambas plantas de los pies y comencé a contraer y estirar los dedos, podía sentir el aroma de mis pies transpirados, un aroma que no era agresivo: solo el natural olor de algo encerrado por horas y liberado.
    
    No era feo, a mí me resultaba muy erotizante sentirlo en ese momento, pero a vos mucho más.
    
    No pudiste frenarte cuando junté las rodillas y ambos nos deleitamos con el siseo de mis medias y me agarraste fuerte de la nuca y me besaste, mientras tu mano derecha recorría desde la punta de los dedos hasta las rodillas, para abrirlas suavemente.
    
    Me miraste, cuando estaban abiertas; me miraste caliente, como yo tiraba la cabeza hacia atrás perdiendo el aliento cuando me agarraste y apretaste la concha.
    
    Dejé escapar un gemido ahogado de placer; me besaste suavemente en el cuello, como preludio a sacarme las medias y la bombacha al mismo tiempo, mientras yo me acomodaba mejor en el sillón.
    
    El aroma de mi propio sexo húmedo y acalorado me excitó; sentí en mis nalgas el frío del cuero; sentí en mi concha el frío del ambiente; sentí el placer de muchas noches de vigilia, esperando ese momento.
    
    Gocé cuando te sacaste los pantalones, el bóxer y la camisa.
    
    Gocé cuando te vi colocarte el forro, aunque no te pude ver en tu esplendor, por culpa de la ...
    ... pollera, que me tapaba el espectáculo, pero no me importaba, ya iba a tener tiempo de admirarlo.
    
    Esa noche volví a ser feliz, el placer inmenso que sentí, cuando me la metiste fue tan intenso que tengo que confesarte, aunque creo que te diste cuenta que tuve mi primer orgasmo con vos.
    
    Tu delicadeza en el momento, controlando los impulsos que ambos teníamos, me hizo pasar de vueltas y no pude controlar a la hembra caliente y desatada que afloró.
    
    Acabé como hacía tiempo no lo hacía y no fue la única vez en esa noche.
    
    Cuando me apoyé con el pecho, sobre el respaldo del sillón y entraste de nuevo en mí, me tocaste el punto más sensitivo de mi ser: llegaste, con tu poronga a mi punto “G” y el paraíso se manifestó en la habitación.
    
    A cada empujón tuyo, la sensación de ser poseída por una fuerza desconocida que solo pedía más era incontrolable; me llevaste a la locura y me hiciste feliz dos veces más, antes de sentir como tu verga se convulsionaba dentro de mi concha totalmente descontrolada.
    
    Me sentí mimada y cuidada, cuando te quedaste dentro mío y me acariciabas el cuello, con el reverso de tu mano; me sentí satisfecha, me sentí mujer, pero lo más importante para mí, me hiciste sentir “hembra”.
    
    El frío me despertó.
    
    Sin medias y con la pollera algo levantada, mis piernas estaban expuestas.
    
    No te vi en el living, no te vi en el baño ni en la cocina y me desesperé.
    
    Pensé que todo había sido un sueño, hasta que vi una nota tuya en la mesa ratona.
    
    Dudé ...
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