1. Noches de masturbación pensando en ti


    Fecha: 21/09/2018, Categorías: Incesto Autor: BlancaLuna, Fuente: CuentoRelatos

    ... darme cuenta estaba disfrutando de cuatro, metiéndolos y sacándolos de vez en cuando rápido y de vez en cuando lento, la otra mano continuó con mi clítoris. Comencé a percibir cierto sonido cuando mi vagina se contraía, y reduje la velocidad para no ser escuchada por el resto de mi familia ya que la cercanía de las habitaciones es mi principal desventaja.
    
    Me puse en cuatro y comencé a pasar mis dedos mojados por mi ano, lo mojé lo suficiente y metí un dedo, entrándolo y sacándolo lentamente, con el mismo ritmo introduje el segundo, con mis ojos cerrados me concentré en la sensación de mis dedos, el esfínter los apretaba y los soltaba. Esta sensación me hizo sentir la necesidad de mi cuerpo de ser penetrado, esa necesidad de sentirme llena me hizo tomar mi consolador y comenzar a introducirlo en mi vagina primero. De cunclillas con una mano en mi mesa de noche, la otra comenzó a empujar el duro objeto, entraba todo liso por la humedad, me llegó la curiosidad de saber cual es el sabor que tiene mi vagina, y probé mi consolador empapado por mis jugos, ese sabor suave, semiespeso pero muy cálido me excito aún más, y acariciaba mi clítoris mientras comenzaba un mete y saca más firme en mi vagina. Me arrodillé y bajando completamente la parte de arriba de mi cuerpo con la cara tocando el piso, y mis senos excitados durísimos por el frío, comencé a acariciar mi ano con mis dedos mojados y el consolador, lo puse a la entrada, y empujaba muy despacio para sentir como se abría un ...
    ... camino que parece cerrado completamente, mojé mi herramienta con saliva lo empujé más duro, cuando por fin entró la punta sonreí placenteramente, mientras lo hundía todo, después lo sacaba despacio mi mano derecha continuo este ritmo mientras la izquierda no dejaba de masajear mi clítoris, la excitación estaba apropiada de mi y sentía como me llenaba la vagina y mis orgasmos se hacían cada vez más placenteros, mordiendo mis labios evitaba los gritos y los gemidos que contenidos en mi garganta intentaban ahogarme.
    
    Después lo introducí en mi ano, difícilmente entró pero al tenerlo adentro, el placer casi se duplicó. La mano que acariciaba mi clítoris ahora entraba sus cuatro dedos en mi vagina, necesitaba estar completamente llena, y mirando en diferentes direcciones, vi lo que sería mi improvisación de segundo consolador. El mango de mi cepillo del cabello, lo cogí y mirándolo con morbo, lo recosté en el piso, para mi sorpresa se sostuvo solo por las cerdas, y comencé a sentarme encima de él, tal y como si estuviera cabalgándote a ti. Subía y bajaba de él, sintiendo como se abría mi carne para recibirlo. Y el primer consolador ocupaba mi ano por completo, subiendo y bajando sobre mi cepillo introducía mi consolador en mi ano y con la otra mano, sobaba mi clítoris, estaba pensando en ti más que nunca y me sentía tan llena, tan vida, tan caliente gracias a ti.
    
    Después de venirme en varias ocasiones, de intentar avanzar un paso más en el placer, me acosté acariciando mis ...