1. La gata del call center


    Fecha: 14/05/2023, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: shunhua, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... para maximizar el impacto. 
    Botas de tacón de 12 cm, me daban un contoneo exquisito y me respingaban mi culito. Un antifaz y unas orejitas de gata completaron el atuendo.
    Llegó el día. Entré en a las 7 pm, a un medio turno que terminaría a media noche. La sala, una colección de disfraces de todo tipo, se detuvo a mi entrada. Por supuesto nadie me reconoció, y la mirada de todos pasó desde mis tetas al verme de frente, hasta a mis nalgas al pasar. Entré justo detrás de dos de las más bellas chicas del lugar, una vestida de Jessica Rabbit, con el vestido rojo escotado y abierto de pierna casi hasta la cintura; y la otra como conejita Playboy, con las nalgas al aire bajo unas mallas de red, y un enterizo rosa. Ambas creyeron que la atención era para ellas, y al voltear atrás, su asombro fue solo ligeramente superior a su envidia. Esta gata se comió a esas conejitas. 
    Salude con una sonrisa, como si fuera lo más normal, y al sentarme en mi puesto la sorpresa fue pasando a entendimiento. NO había alguien más que se sentaba ahí? Aquel chico que a nadie hablaba? Lo despidieron? Lo cambiaron? No, no cambió, se liberó.
    Mi teléfono sonó, y con la voz femenina de años de práctica, contesté: Habla Jackie? En otra vida, Jonathan había contestado, pero eso quedó en el pasado.
    El susurro estruendoso llamó la atención de los supervisores, y luego del jefe de piso. Nadie más estaba trabajando, y los teléfonos sonaban sin parar. Todos comentaban a quien tuvieran cerca, mas nadie se ...
    ... atrevía a decirme nada. Luego de unos minutos, fue el jefe quien saliendo de su oficina, pidió orden y me mandó a llamar. 
    Gonzalez?. Me llamó. Obviamente sus ojos no le permitían llamarme por mi nombre de chico, por lo que optó por mi apellido.
    Entramos en su oficina, y cerró la puerta tras de mí. Era un hombre alto y obeso, de unos 50 años, tosco de carácter y de pocas palabras. Esos jefes que miden a la gente con una mirada. 
    Se sentó en el borde de su escritorio, sin invitarme a sentarme, así que me quedé de pie en medio de la oficina, manos al frente, mientras su mirada se clavaba en mí.
    -	Gonzalez? Repitió
    -	“Jacqueline”, le afirmé. Para evitar cualquier duda en su mente.
    -	Que significa esto?
    -	“Soy yo, señor”. Contesté
    -	Que se supone que debo hacer yo con alguien así como usted?
    -	Lo que usted desee, señor.
    Nunca había hablado así. Nunca me había sentido así. Pero en ese momento no me quedaba duda que podía hacerlo. No llegue buscándolo, pero cuando lo pensé, sabía que no me había nada que no pudiera conseguir.
    Me le acerque despacio, y puse mi mano en su pierna. Su sorpresa duró unos instantes, pero al sentir mis tetas rozando su cuerpo, tuvo que llevar sus manos a ellas. 
    Sus manos eran enormes, pero mis tetas no le cabían. Las acarició y sobó hasta que pasó a liberarlas del látex que apenas las atrapaba. 
    Le puse mis pechos en su cara y pasó a chuparlos y relamerlos como si tuvieran cubiertos del más delicioso dulce. Sus manos me agarraron las nalgas con la ...