Mi sobrina Ambar - Relatos Eróticos

Mi sobrina Ambar

Llegué a casa luego de comprar unas cositas en el supermercado, al entrar vi que mi sobrina no había hecho absolutamente nada de lo que le pedí: No había barrido, no había limpiado la cocina y no había empezado a cocinar. Fui a su pieza a confrontarla por ello, ahí la vi acostada en su cama, muy tranquila usando el teléfono, haciendo quien sabe que.
Las primeras semanas en las que ella empezó a vivir conmigo luego del fallecimiento de sus padres se las perdonaba, pero ya pasaron varios meses y ella no estaba cumpliendo lo que le pedía, después de todo antes de que venga yo vivía solo y no tenia nadie para que haga esas tareas, ahora que está ella debe ser la mujer de la casa, y me da igual que tenga 16 años.

Me acerque por detras muy enojado y le arrebate el telefono de las manos, entre gritos intentó quitarmelo pero lo mantuve lejos de su alcance. Empezamos a discutir muy fuertemente a los gritos, yo la regañaba por no haber hecho lo que le pedi, diciendole inutil y vaga entre otras cosas, ella me decia gordo y estupido, intentando que le devuelva el celular.

La gota que colmo el vaso fue al ver su telefono, pude ver como se estaba mensajeando con un compañero de la escuela, mandandose fotos algo subidas de todo y tirandose indirectas a más no poder. Ahi me di cuenta que esa perrita estaba alzada y con las hormonas a full, estaba buscando a un macho que la satisfaciera como se lo merece una buena hembra, claramente entre sus compañeros de clase no iba a ...

... encontrarlo.

Deje el telefono en la mesa y me abalance encima de ella. Me ofendí muchisimo al saber que andaba buscando una verga madura cuando ya tenia una en casa, iba a darle lo que quería y a educarla. Empezamos a forcejear uno con el otro y caimos en la cama, facilmente la puse boca abajo y me acoste encima de ella, apoyando fuertemente mi paquete semi-erecto en su culo.

Estaba tan calentito y acolchado, definitivamente esa putita estaba en celo, empecé a besar y oler su cuello mientras ella gritaba y me pedia que la dejase en paz, tonterias, ese olorcito a adolescente me volvia un animal. Me separe de ella un segundo y la di vuelta boca arriba, fue hermoso ver esas pequeñas lagrimas cayendo por sus mejillas mientras le quitaba el short, simplemente hermoso.
Debajo  habia una tanga negra que no pude quitarsela debido a sus constantes movimientos de piernas y patadas, me la estaba dejando muy dificil y eso me incentivaba mas.

Me incentivaba tanto que arranque esa tanga de un solo tiron, dejando al aire una joven y rosadita vagina, con unos pequeños pelos, que sin dudar empeze a degustar ahi mismo. Sabia tan delicioso, nunca habia comido una asi, era exquisito.
Ella me tironeaba del pelo y golpeaba la cabeza gritando en un gesto de amor, lo se, por eso segui haciendolo mientras con mis brazos abria sus piernas de par en par como una ranita.

Luego de haber comido ese rico chochito, fui a lo que de verdad me importaba: La hice dar vuelta en la cama nuevamente, boca abajo, la ...