1. LOS HOMBRES DE LA CASA II


    Fecha: 26/09/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    —¿Papá, qué le haces a Dylan? —Alan, ¿qué haces despierto?. Estoy limpiando a tu hermano. —¿Y por qué estás desnudo? Mi padre no me respondió, Dylan fingía estar dormido. Me hice el torpe y balbuceé algunas palabras inentendibles para que creyeran que estaba más dormido que despierto. Volví a cubrirme con las sabanas. Rápidamente, papá se vistió y salió de la habitación y mi hermano no emitió sonido alguno. Era claro que estaban asustados por haber sido descubiertos, por lo menos en parte. Al día siguiente todo se dio como si nada hubiese sucedido, no mencione nada en relación al exhibicionismo de la noche anterior. Ellos quedaron tranquilos y entendieron que no podía volver a pasar, que lo mejor era terminar con ese juego morboso al que habían jugado las últimas semanas. Lo había arruinado todo. Pronto le sacaron el yeso del brazo y no tardarían en sacarle el de la pierna, se le acababan las excusas. Mi padre limitó sus tareas, Dylan ya no lo llamaba a cada rato y yo me lamentaba por dentro. Hasta que un día de esos noté que Dylan me miraba con otros ojos, de otra manera, más inquietante y misteriosa, quizás comencé a gustarle o solo era morbo, ese morbo a lo prohibido. No tardamos en encontrar nuestro propio juego. —La semana que viene me sacan el yeso, por fin. —Sí, ya vas a poder andar en skate. —Sí, pero ya no voy a ser tan mimado. —No vas a tardar en que te pongan otro yeso. Ambos reímos y pude ver el momento en el que a Dylan se le ocurría la idea. —Va a ser aburrido ...
    ... hasta entonces, voy a disfrutar mientras tenga este yeso en la pierna. —¿No te duele? —A veces, pero es muy leve. Aunque todavía necesito de cuidados, y se me ocurrió que talvez puedas ser mi enfermerito especial. —Pedime lo que necesites Dylan. Lo que sea, —Bueno, ahora tengo una molestia en la pierna podrías masajearme un poco. —Claro. Corrí a su lado y empecé a hacerle mimos más que masajes en la pierna, lo cual le causó gracia a mi hermano. Tenía unos shorts holgados, de esos cortos y a cuadros que se usan para dormir. Me encantaba como le quedaban, con solo moverse un poco uno podía notar en cuál dirección reposaba o se movía su pene. Sus piernas eran gruesas y velludas, eran suaves y provocativas. —¿Lo hago bien? —Genial hermanito, tenes manos especiales. Por favor no pares. Continué con los mimos, subiendo más, acercándome a la zona intima. Su pene no tardó en dar empujones a la tela, y elevarse como una carpa. Por la abertura, por donde entran las piernas, se veía parte de uno de sus grandes testículos, algunos vellos rizados y desprolijos. Dylan se sentó en la cama sin prestarle atención al miembro que quería salir de sus calzoncillos. —Este paciente necesita hacer pis. Alcánzame el urinal que está debajo. No tardé en dar con el urinal y dárselo. Dylan se sacó la verga, se tiró el prepucio hacía atrás dejando a relucir un glande rosado, y metió el pito dentro del hueco del urinal. Sus vellos púbicos cubrían la base del pene, se entrelazaban y se esparcían de forma ...
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