LOS HOMBRES DE LA CASA II
Fecha: 26/09/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... abundante, cubrían parte del tronco y subían en un caminito hacía el ombligo. Un vello oscuro casi negro, pero que a la luz del día que atravesaba la ventana se veía rubio. El sonido de la orina me volvió en sí y vi una mueca en las comisuras de los labios de Dylan. Le causaba gracia mi embobamiento, era la primera vez que lo veía de verdad con total claridad. Tapé el urinal cuando este me lo dio y lo guardé debajo de la cama. Dylan se quitó la remera y la tiró al suelo, sus abdominales se contraían como mofándose de todo. En su pecho se veían algunos vellos que se concentraban en la aureola, sobre todo. —Juguemos a mamá y a papá, ¿sí, Dylan? Por favor. —Me parece bien, pero con una condición, nada de lloriqueos. —Sí. —Papito ordena a mamita que se acueste en cama. Me acosté a su lado y el me volteó quedando de espaldas hacia él. Yo estaba vestido, tenía un pantalón de algodón, lo cual le fue fácil bajar hasta dejar mis nalgas al aire. Se montó sobre mí y me cabalgó sin sacarse nada. Lo escuche gemir fingiendo que me penetraba. Cada vez más fuerte, la tela se le humedeció y en mi cola ardía un infierno. —Basta de juegos, mírame Alan. Lo miré. Me besó, su lengua entró con fuerza, sus labios contra los míos, la saliva y la tibiez en cada encuentro de nuestras lenguas y dientes me encendían de placer al máximo. Comenzó a tocarme el pene, mi pene de unos 10 cm, con algunos vellos alrededor. Y dolía cuando intentaba bajar mi prepucio pero no dije nada, me masturbó mientras se ...
... tocaba su verga por encima de sus shorts. No tarde en expulsar mi leche y empaparle sus manos, las cuales se relamió y saboreó. Se sacó la verga y me inclinó para que se la mamará. Así como entraba salía, lubricada de su leche y de mi saliva. Era tan caliente, tan punzante. Su glande rojo y brilloso, dibujado a la perfección, cubriéndose y descubriéndose por un prepucio blanco y rosado. Y qué bolas, las que colgaban y rebotaban cuando se movía contra mi boca, tan colosales, velludas. Me gustaba que fuese peludo en contraste con su cara de niño y esa sonrisa infantil. El olor que impregnaba en mi nariz era simplemente afrodisiaco, fuerte, rudo y dominaba mis sentidos. Le estaba mamando la verga a mi hermano, el hombre que me quitaba el sueño desde pequeño. El esperma me salto a la cara y dentro de la boca, espeso y pegajoso, tragué esa verga punzante y dentro burbujeó el semen en mi lengua. Qué placer cuando se la chupas a alguien que te gusta, que te gusta de verdad y que es hermoso. Papá abrió la puerta y al vernos retrocedió y volvió a salir, dejándonos a solas con nuestros juegos. —No te preocupes Alan, él entiende. —Lo sé. A Dylan se le volvió a endurecer el pene y lo empujo contra mis nalgas, así húmedo como estaba, fingiendo que me penetraba. Tras unos minutos se volvió a correr y su leche bajo por mis piernas. Abrazados y desnudos nos dormimos una siesta. Una noche presencié como Dylan penetraba a papá, ya recuperado, sin yesos. El gordito de mi padre se relamía los labios ...