TAREAS EN EL HÍPER 2 - Relatos Eróticos

TAREAS EN EL HÍPER 2

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-¿Piensas qué nos van asaltar?
-¡Jajaja! No quiero que nadie moleste.
-¿Y por qué alguien va a molestar? - En ese momento me di cuenta que si venía Danna, podría abrir la llave pero no la puerta. Quería asegurarse que la madre no entrara sin saberlo ella.
-¿Sabes papito? - Recalcaba “papito”. 
-¿Qué cosa? 
-Es que yo…, yo sé que mamá no fue al médico…, sino que vino con vos para acá. 
-Si claro, luego la traje… 
-No, no, noooo… Vinieron cuando salieron del híper. A las cuatro, los dos. 
-¿Vos estabas en la escuela?
-Te digo…, pero no tienes que decirle nada a mamá.
-¿Por qué?
-¿Me juras qué no le dices nada, nunca? Si no, no te cuento nada. Por favor, yo me porté mal contigo, pero nunca jamás voy a hacer algo así. Mentir con lo que vos hacés. ¡Te quiero tanto!
-Yo también te quiero, tesoro. ¡Sos un amor!
-Si… bueno… ¿No contarás nada, nunca?
-Nada, nunca…
-Bueno… Ese día, cuando viniste con mamá a casa, yo salí una hora antes de la escuela, porque la maestra SI tenía que ir al médico, y nos dejaron salir a los que vivimos cerca. La  secretaria nos acompañó hasta la esquina y se fijó que entráramos a casa. Cuando vi  tu camioneta, me imaginé que estabas con ...

... mamá. Y entré sin hacer ningún ruido… ¡Quería verlos!
-¿Qué querías ver?
-Bueeee…, que estarían juntos…, muy juntos…, haciendo cositas…
-¡¿Cómo?!
-Si. Me asomé al dormitorio y los vi desnudos en la cama. Y muy contentos, sobre todo mamá. Hacía como un año que no la veía contenta para nada, nunca, hasta que te conoció. Pero en la cama estaba más contenta todavía. Gritaba, gemía, reía, te decía que lindo, como me gusta, dale más papito, si, así. Todas esas cosas que dicen las mujeres cuando juegan… así…, con sus cuerpos… y con los de los varones…
-¿Y tú  cómo sabes? Todo eso… ¿quién te lo dijo?
-Nadie. Lo aprendí sola. Bueno…, cuando papá y mamá estaban bien, lo hacían muchas veces…, y yo los espiaba… - ¡Dios tremenda! - Pero nunca dije nada y me gustaba verlos. ¡Eran felices! Pero mamá fue más feliz con vos. ¡Lo dijo mil veces! Y escuché cuando te dijo “no me acabes dentro que tengo miedo de quedar embarazada”, o algo así, eso quería decir, y tú te levantaste y te pusiste de rodillas sobre su panza y le llenaste el ombligo de lechita…, y luego ella te pidió que se la “pusieras” en la boca. ¡Y que era riquísima! ¡Qué le gustaba mucho! ¡Qué era hermosa! ¡Todo eso dijo mamita!