Mi Primera Experiencia - Relatos Eróticos

Mi Primera Experiencia

... disfrute era inconmensurable. No era una chica, pero era un beso muy apasionado y sentido. Luego de un par de minutos extasiado me dijo: quitémonos la ropa y entremos en la cama. Nos desvestimos mutuamente como un juego de principiantes que nunca habían jugado pero sabían cómo jugar. Entré primero y él al instante. Nos abrazamos y sentimos ambos nuestra excitación en la erección de nuestros miembros. Se puso sobre mí pero de lado y comenzó a acariciar con su lengua mi tetilla derecha. Lamió, recorrió En circulo y succionó con sus labios. Acariciando mi cuerpo comenzó a bajar besándome del pecho hasta el vientre. Bajó y se colocó recostando su cuerpo entre mis piernas abiertas y siguió besando mi vientre y mi cintura con lamidas y besitos cortos. Bajaba su boca abierta y con gran pericia su lengua salía intermitente para lamer mi cuerpo. Llegó al pubis y se fue por cada una de mis piernas lamiendo y acariciando con sus labios. Lo hizo un par de veces y yo ya está a mil desesperado por que introdujera mi pene en su boca. De pronto sin mediar palabra, me tomo de la cintura dejándome dado vuelta en la misma posición pero boca abajo. No fue nada forzado. Obviamente entendí su lenguaje corporal y me dejé dar vuelta sin la mas mínima oposición. Sin darme tiempo a pensar nada comenzó a recorrerme con su lengua sobre mis nalgas hacia mi espalda. Lamió y besó de un lado a otro todo mi ancho mientras subía hasta mi cuello. Sentía su cuerpo recostado sobre mi espalda y su boca con una ...

... lengua más intrépida que nunca desencadenaba un montón de sensaciones super intensas en mi cuello y nuca. 
Me estaba chupando literalmente el cuello y la nuca. Sumando el calor de su pecho y vientre en mi espalda más su pene super erecto apoyado entre mis piernas rozando a veces mis nalgas, aquello era el paraíso. Confieso nunca haber experimentado tantas sensaciones placenteras al mismo tiempo. Era realmente delicioso. Sin darme tregua comenzó a descender por mi espalda y en nada lo sentí pasando su lengua por mis nalgas y ensayando leves mordisquitos. Me daba un cosquilleo.
Pasó por el medio de ellas su lengua tan rápida y decididamente que no advertí el momento en que rápido y delicado las abrió y comencé a sentirla en mi ano. Lamió fuerte con toda su extensión de arriba hacia abajo 5 o 6 veces provocando un placer escalofriante y desconcertante. Me cuestionaba si era correcto o si ya se había desvirtuado todo, pero reconozco que el placer me daba confianza porque no me tranquilizaba al contrario la tensión era cada vez más alta. Me dijo entre risas: qué perrita has resultado! Nos reímos y le contesté, a mí no me digas nada, es tu culpa. Me dijo relajate y comenzó a recoger su lengua como doblándola al medio, así con menos volumen como en punta comenzó a acariciar mi ano en círculos y deteniéndose a veces en el centro, haciendo una leve fuerza empujando como para introducirla. 
Al principio me resistí y bloqueaba cada intento. Pero de a poco el placer me iba desarmando. ...