Sexo, sudor y elíptica
Fecha: 28/09/2018,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Verano de 2017. Mes de julio. Cerca de la playa. 34 ° y 87 % de humedad. 16.45 h. Y yo trabajando en la oficina.
De repente, un whatsapp de mi mujer:
- ¿Cuándo vienes? ¿Te falta mucho?
La verdad es q podía estar trabajando hasta las 12 de la noche, pero el calor era insoportable, y, a estas alturas del año, ya todo da igual.
-Voy en un par de horas- respondo resignado.
Y me suben las pulsaciones cuando recibo este emoticono:
-😓
- ¿Qué pasa? ¿Qué haces?
- Estoy haciendo un poco de deporte en la bicicleta elíptica 😜
Me pone estas caras porque sabe lo que me excita verla con ropa de deporte y sudando.
- Voy en 18 min- contesto mientras me toco el paquete q empieza a endurecerse.
- 😮- vuelve a constestar ella con un emoticono, sabiendo q ya me tiene en el bote.
Asi q cierro el portátil, y saldo del despacho, despidiéndome de mis compañero con un breve "tengo q irme", mientras me pongo el maletín delante para q no se note mi ereccion.
Efecitvamente llegué a casa en menos de 15 minutos, y allí m encontré a mi mujer. Una mamá que no llega los 40 años, pero que tiene un cuerpo de escándalo. Castaña, ojos azules, un pecho muy bonito, un culo espectacular y un coñito alucinante.
Llevaba unas mallas grises y una camiseta de runner de tirantes. Y, efectivamente, su hombros y su pecho brillaban del sudor q empapaba todo su cuerpo.
Cuando me vio, sonrió y me dijo:
- ¿Me dejas acabar? - con la boquita muy pequeña y una sonrisa de ...
... viciosa q aún me excitó más.
- Sí, pero déjame q te ayude- respondí yo mientras me quitaba la ropa en menos de 30 segundos.
La cogí de las caderas y la bajé de la elíptica. Estaba sudada, pero su olor no era desagradable. Ella nunca huele mal.
Asi q le bajé los tirante y le empecé a lamer las tetas y el cuello. Estaba saladita y muy mojada.
La llevé hasta el sofá q había en el salón y la estiré en él. Ella sonreía mientras me acariciaba la polla con las manos.
Cuando estaba totalmente tumbada en el sofá, le bajé las mallas y admiré la preciosa forma de su pubis, ligeramente rasurado y, al levantar las piernas, pude ver su fantástico culo.
No lo dudé, empecé a lamer desde su frente, hasta su cuello, sus axilas sudadas, y su pecho. Luego bajé hasta su cadera y noté como arqueaba su cintura hacia arriba, ofreciéndome su precioso coñito. Después de unos breves pero pasionales besitos por el pubis y las ingles, le abrí las piernas y empecé a besar sus labios vaginales. Estaban hinchados y muy mojados, y no sólo por el sudor. Mientras lamía su clítoris, metí un dedito primero en su coño, y noté un calor y una humedad muy excitante. Luego metí dos dedos. Tres. Y finalmente el cuarto, pues notaba q su vagina estaba totalmente dilatada.
Ella se abría totalmente y apretaba ligeramente mi cabeza contra su coño. Pero notaba un ligero tirón hacia arriba. Signo inequívoco de q quería mi polla dentro.
Asi q volví a subir, repitiendo el mismo proceso q al bajar. Lamer su ...