Un trío morboso
Fecha: 29/09/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Alvaro G. Suese, Fuente: CuentoRelatos
Había llegado a la gran ciudad aquella misma tarde en el avión de las 16,45. Sin dilación, en taxi, se dirigió al hotel perdido en una de las arterias más concurridas de la urbe. Tras cumplimentar su reserva en recepción subió a su alojamiento, deseaba llamar a Malena y hacerla conocedora de su llegada. Tenía ganas de verla, de estar con ella nuevamente sumidos en aquella cálida penumbra en la soledad de la habitación al igual que había sucedido en ocasiones anteriores.
Malena, una vieja compañera de Facultad, seguía a sus cincuenta años siendo la misma mujer que había conocido casi treinta años atrás. Atractiva, morbosa, atrevida, espectacular en la cama. Se había casado con un pobre diablo incapaz de saciar sus apetitos sexuales, así se lo había comentado en casi todas las ocasiones que se habían citado a lo largo de aquellos años, en las que el tema saliera a relucir.
De aquel matrimonio habían nacido tres hijos, uno de los cuales ella aseguraba que no era siquiera de su marido pese a que él, en su ignorancia, estaba convencido de su paternidad, incluso lo consideraba el favorito por ser el más despierto de los tres. Eso a ella le producía, así se lo había dicho, un morbo especial ya que le hacía recordar a su verdadero padre, un joven de poco más de veinte años con el que mantuviera años atrás una salvaje relación sexual.
Tras abandonar la Universidad habían perdido el contacto; sin embargo, diez años atrás, por casualidad se la había vuelto a encontrar. Fue ...
... una noche tomando una copa en pub de la ciudad. Ella estaba con dos amigas. Provocativa como siempre, como lo era en sus tiempos de Facultad, se reconocieron y aquella noche compartieron cama en el hotel donde él se encontraba alojado, recordando aquellas otras citas en cuarto y quinto de Carrera.
Desde entonces, cada vez que él viajaba a la gran ciudad, su cita con Malena, sus polvos salvajes con Malena, constituían un punto y aparte en sus agotadoras jornadas de trabajo y reuniones. Aquella vez no tenía por qué ser diferente.
Una vez aposentado en su habitación, descolgó el teléfono y la llamó. No obtuvo respuesta a su llamada. Ciertamente ella no sabía su fecha de llegada pero eso ya había sucedido en otras ocasiones y sin embargo siempre había estado dispuesta a acudir a la cita.
Aquel primer intentó lo contrarió. Estaba excitado de solo pensar en volver a verla, en poseerla una vez más, en sentir como su lengua acariciaba su pene y en sus gemidos al ser poseída de forma salvaje tirados en el suelo.
Por una razón que no acertaba a comprender tuvo la sensación que en aquella ocasión nada iba a ser igual. No había razón aparente para pensarlo, sin embargo una especie de premonición hizo presa en él.
Encendió la televisión. En una de las cadenas retransmitían un tedioso partido de fútbol. Se sirvió un whisky del mini-bar y se dispuso a hacer un poco de tiempo para realizar una nueva llamada a su amiga.
Poco antes de las ocho descolgó el teléfono y volvió a ...