Un trío morboso
Fecha: 29/09/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Alvaro G. Suese, Fuente: CuentoRelatos
... llenaron aquel cuarto de baño. Ella cayó de rodillas al suelo que se había manchado con su semen; él no lo dudó:
- Lame tu semen, puta, no me vas a dejar todo esto así - le ordenó -.
Ella no rechistó, agachó la cabeza y comenzó con la lengua a lamer todas las gotas de semen esparcidas por el suelo. Realmente en ese momento se dio cuenta que era mucho más sumisa de lo que había pensado.
Una vez terminó de limpiar todos sus restos, la cogió de un brazo y la introdujo en la ducha obligándola a tumbarse. Se puso de pie encima de ella y comenzó a regarla con sus orines; cara y cuerpo pronto estuvieron empapados de aquel fluido. Ella comenzó nuevamente a masturbarse.
Al terminar, él se lavó y abandonó el baño dejándola sola sobre la bañera mientras ella seguía masturbándose. Aquella imagen con su cuerpo cubierto de orines mientras con furia se pajeaba se le antojó lo más morboso que había visto jamás. Cerró la puerta tras de sí y volvió a la cama para abrazarse a la mujer que yacía dormida.
Quince minutos después la mulata regresó a la cama. Lo besó en la nuca y dejó que el sueño hiciese presa en ella nuevamente.
A las ocho, el estridente sonido del despertador de uno de los móviles les despertó. La mulata dijo que tenía que marcharse. Antes de introducirse nuevamente en el baño para vestirse y abandonar el hotel con la misma indumentaria con la que había llegado, lo besó de forma apasionada.
- Cariño - le dijo -, lo he pasado muy bien. Espero que tu también y ...
... que me vuelvas a llamar, vendré encantada.
Luego se dirigió al baño y diez minutos después, sin hacer ruido abandonó la habitación. La mujer seguía durmiendo a su lado.
Quedó sumido en un sueño ligero del que en más de una ocasión despertó a lo largo de la siguiente hora y media. Finalmente, a eso de las nueve y media ya estaba totalmente despierto mientras la mujer dormía a su lado plácidamente.
Comenzó a lamerle la nuca y pasar la lengua por su espalda. Ella empezó a retorcer su cuerpo. Despacio le introdujo sus dedos en la vagina para lentamente comenzar a pajearla. En unos segundos ella reaccionó, se giró y lo besó mientras con sus manos acariciaba su pene todavía flácido. Luego de se deslizó bajo las sabanas y sus labios iniciaron un suave masaje a lo largo de su polla. La introdujo en la boca y comenzó a mamar, a comérsela toda con una suavidad mágica que pronto provocó el efecto deseado. Su pene de nuevo se empalmó y unas ganas incontenibles de follarla se adueñaron de él.
- Amor - musitó ella -, fóllame a pelo, no te importe preñarme, dame toda tu leche dentro, la deseo.
Él no lo dudó. Separó las sábanas. Cogió sus piernas, las colocó sobre sus hombros y de un golpe seco la penetró. Ella gimió. Ambos comenzaron a moverse, a jadear. El deseo más primitivo y salvaje se había adueñado de ambos.
Follaron durante más de diez minutos hasta que al final los dos se corrieron. Entre gemidos y gritos de placer, él descargó su carga vital dentro de aquel coño ...