Secretos de familia. Cuñada quiere sexo (1)
Fecha: 30/09/2018,
Categorías:
Intercambios
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... falta de sexo y comprendía el llamado de la necesidad fisiológica del hombre, mis necesidades estaban justificando sus motivaciones para dejarse al marido de su hermana.
- Pobre, ¿sufrís mucho?
- Imagínate…
- Yo también estoy caliente, pero no sé, soy virgen, ¿me entendés?
Próxima a la hora de la verdad, asustada, indecisa, sin apuro, paso a paso, sin presionar demasiado.
Gané su confianza, no avanzaría más allá de lo que ella misma quisiera. Primera victoria, metí mano, dejó tocarse toda. Lamí los dedos empapados en el elíxir de su sexo para que viera como me gustaba. Me besó, sintiéndose en mis labios.
Desvestirla, lento, primero la blusa, luego dejarme los palpitantes pechos expuestos en libertad a la ferocidad del lobo, levanta la pelvis, ayuda a perder la tanguita de encaje que resguarda el último baluarte de su virgo: el sexo cubierto de fino vello trigueño. Deslizada por las piernas, la prenda deja su aroma en su trayecto.
Venus celestial, magnífica, plena en juventud y frescura, una maravilla, ofreciéndome la visión de su carne virgen, los ojos agrandados para retener ese momento mágico de ofrecerse virgen al hombre que la ha seducido. Siente el placer del macho al terminar de sacarle esa tanguita conteniendo de aroma de su sexo, que conservo en mi cuello como la condecoración de su entrega.
Imposible resistir la tentación, besarla, lamerla toda, mamar los pechos, hasta detenerme en la cueva de los mi aromas, degustar el sabor de su calentura, ...
... robarle la humedad, rescatar la fémina en la exploración y el asedio del clítoris de su último momento de virgen.
Los dedos en la conchita y el tratamiento al clítoris la sacuden como una hoja en la tormenta. La excitación y la lascivia se le dibuja en el rostro tierno, rompiendo amarras, vocifera obscenidades jamás dichas, liberando el deseo de la carne reprimida, muestras una de mujer llegando al orgasmo, descorcha el champán en el podio, liberando el deseo reprimido, aliviando la insatisfacción: Explotó.
Rio, lloró y sacudió, estrujándome contra su conchita, buscando meterme dentro. Seguía en el desahogo de la libido exacerbada, en las sensaciones inéditas. Luego de rescatarse de ese viaje al más allá de la vida, seguía con los ojos cerrados, acariciando mi cabeza contendida entre sus piernas, hablando como a la distancia sideral, contando los íntimos deseos, ganas que nos teníamos desde tiempo atrás, recordó haberme visto como le hacía sexo a su hermana y haber visto el grosor del miembro comparado con la del novio, al que pajeaba para salvar su virginidad, desde ahí hizo todo y más por tenerme, por sentirlo y ahora el deseo es realidad turgente y palpitante.
En su mano, “en vivo y en directo”, el deseo hecho carne palpitante, dura y brillando por el barniz preeyaculatorio. Doly bajaba y subía la piel en rústica e improvisada masturbación, decía temer al dolor y frustración de la “primera vez”.
Lame la cabeza del miembro, en un gruñido de gozo le suplico que ...