-
Los Panty de Dolores
Fecha: 03/10/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster
... aparecer bajo el marco de la puerta. - ¿Te falta mucho? –preguntó como si nada. - Ya está, ya he acabado –respondí con la misma naturalidad. - Te he dejado la ropa en la cama –se quedó allí en el umbral, forzando la situación, y alargando sin necesidad la conversación. - Vale –dije, cerrando el grifo. Ya no tenía sentido andar tapándose, así que abrí la mampara y salí tranquilamente desnudo de la bañera. Lola entró en el baño, cogió la toalla colgada y me la acercó. Era una situación que puede parecer normal en una pareja, pero con una vecina cincuentona, que siempre te ha visto casi como a un hijo, era todo menos normal. Y desde luego, muy excitante desde mi perspectiva: estaba en pelotas delante de una madura sexy, ataviada únicamente con un corto camisón de seda. Me sequé el pelo despacio, restregando, con ella plantada delante. Seguí frotando la toalla por mi cuerpo con normalidad, como si no fuera la primera vez que me secaba ante ella. En ningún momento Lola desvió la mirada, o apartó los ojos con rubor. Al contrario, me observó de arriba a abajo con descaro, hasta que me envolví en la toalla y mis partes dejaron de estar a su vista. Salí en dirección a mi cuarto, y ella se quedó en el baño. Oí que abría el grifo y sonaba de nuevo el agua al caer. Entré en mi habitación y terminé de secarme. Casi había empezado a vestirme cuando se me ocurrió una idea. Me había gustado mucho que me viera desnudo, y a ella sin duda también verme; se me comía con la mirada. ¿Por qué no ...
... repetir, y verla yo a ella desnuda también? Además, Lola no tenía mucho pudor y se exhibía ante mí en paños menores. Entraría al baño con cualquier pretexto, y la vería en cueros. Me dirigí al cuarto de baño. Se oía la ducha. La puerta sobra decir que estaba abierta. Entré y la vi de espaldas bajo el agua; pude contemplar otra vez ese culo ancho pero respingón, y de un bonito color pálido. Se estaba enjabonando la melena y el cuerpo, extendiendo gel por la parte de delante. Vi cómo se aseaba el sexo, ya que su mano asomaba repetidas veces entre sus piernas. No me había visto, ya que estaba de espaldas, y al parecer tampoco me había oído. Me acerqué a la ducha, desnudo y con la toalla en la mano. Intenté hacer ruido con las pisadas, pero creo que tampoco se enteró. - ¡Lola! –exclamé por fin. Se dio la vuelta dentro de la ducha. Por primera vez le vi el cuerpo completo. Sus pechos no mentían, eran generosos y de gran pezón oscuro; y bajo su ombligo, reinaba una mata de pelo negro, ahora chorreante de agua. - ¿Qué pasa? –dijo, mientras se aclaraba el pelo como si nada. - ¿Te dejo esto aquí, o lo llevo al cesto? –pregunté moviendo la toalla; al final esa fue la burda excusa que se me ocurrió. - Llévalo al cesto –me indicó–, yo en seguida salgo. Salí en dirección al cuarto de la lavadora y dejé la toalla usada. Cuando regresé, Lola ya había salido de la cabina; pero todavía no se había secado: se peinaba y desenredaba el cabello mojado frente al espejo, sin nada puesto. Me quedé ...