Final abierto. Sexo en el trabajo con el jefe
Fecha: 06/10/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos
... licor, entramos en las intimidades. Ella y su marido no tenían relaciones, unos meses de abstinencia, situación insoportable.
Hora de confiar, dije, que en algún punto coincidíamos, sin tener una satisfactoria relación marital, mi esposa sin deseo sexual, forzada por obligación.
Sin darnos cuenta acercamos cuerpos e insatisfacciones acumuladas. Sin saber cuándo ni cómo se me paró, todo era rápido, urgencia incontrolable. Notándome turbado, me sonreía, como en sus buenos momentos, se acercó, sentí su calor.
Nuestras bocas próximas, sin resistencia de su parte, terminaron en un contacto de labios afiebrados, buscando alivio en la humedad del otro. Sorpresivamente fundimos en un beso lleno de intensidad, los ojos cerrados para sentirlo en toda su emoción.
Sin voluntad, irrefrenable necesidad de sexo, sin control sobre mis actos, encima de ella, me la cogí desesperado. No se resistió, se dejó como esperando una acción de este tenor, aguantó los embates del miembro rígido necesitado de concha donde expresarse.
Sin desvestirnos, aparté la bombacha y se la enchufé con todo. La dureza de la verga y escasa lubricación vaginal le produjo algo de dolor. Todo urgente, necesidad sexual urgía el desahogo del macho, los tiempos acortaron el placer, fue un “rapidito”, el caliente semen vertido con premura en el interior de Daniela. La repentina e intensa acabada me sorprendió, sentía pudor de adolescente calentón. La pija se mantenía como al inicio, la concha tan caliente y ...
... mojada por su calentura y mi leche.
Seguí moviendo la poronga en ella, removiendo los jugos. Antes que pudiera disculparme, ella dijo que me comprendía, que estaba todo bien. La calentura se adueñó de nosotros, éramos un solo cuerpo, un solo deseo.
Daniela empezó a moverse, poseída por la vehemencia de una calentura atroz que la consumía. Nos cogíamos como si fuera nuestra primera vez, tal vez lo era, de esta manera al menos. Cuando llegó a su orgasmo tan temido, me abrazó, tan fuerte que aún lo siento, y besó para acallar los gemidos que salían de la garganta. En el trance del orgasmo de ella acabé, otra vez.
A medio reponer, nos levantamos, ella se sacó la bombacha, con parte de la acabada en ella. Nos recompusimos, nos agradecimos el desahogo mutuo, nos besamos nuevamente.
Salimos, ella sin ponerse la enlechada bombacha, acordamos un encuentro más cómodo para la salida del día siguiente.
Esta vez fue más ordenada, pero igual de caliente. Durante el día nos costó estar concentrados en el trabajo, aún más disimular cuando nos cruzábamos delante de extraños. Nos encontramos en un apartamento que tengo para estos menesteres. Ahora era ella la más calentona, nos desvestimos incitándonos en cada movimiento. Nos cogimos desnudos, ella encima sacudiendo su humanidad enchufada en el falo enhiesto.
Subiendo y bajando de mí, daba rienda suelta a la satisfacción sexual, se descontrolaba y gozaba a más no poder, dueña de la situación estaba disfrutando con todo. Paró, ...