1. ¡Yo puedo con los dos!


    Fecha: 19/09/2023, Categorías: Sexo en Grupo Autor: SexoVerso, Fuente: CuentoRelatos

    Abby se encuentra de pie en la lujosa habitación de un hotel cinco estrellas, vistiendo su sexy lencería ante dos hombres acostados en la gran cama. Llevan puestos solamente sus bermudas y observan a la dama con deseo.
    
    Este es mi desafío: un 1 vs. 2. Yo soy una experta en el 1 vs. 1, nadie me gana ahí, los dejo rendidos. Me es muy fácil dominar a un hombre, con mi sexy figura y unas pícaras miradas ya los dejo expuestos en aquella área en la que no pueden disimular. Ya hasta me aburría, por ello hoy toca un nuevo desafío.
    
    Analizemos a mis rivales: noto que uno me mira con unas ganas descaradas, y el otro me observa tímido, casi con miedo. Necesito más que esta primera impresión para plantear mi estrategia. Les hago el gesto y vienen a mi. El “descarado” llega primero, para disgusto del tímido. No pierde tiempo, comienza a tocarme. El otro se acerca a acariciarme con más calma y curiosidad, noto su respiración entrecortada. Es el momento para chequear el material: aprieto sus paquetes con las manos. El del chico tímido está bien dura. ¡Eso es!, me voy a encargar primero de él mientras aguanto al otro, no voy a tardar nada en dejarlo fuera de juego.
    
    El descarado ahora es el toquetón, me toca la cola, las tetas, no para con sus manos. Pude comprobar tras el chequeo que se trae un paquete grande, a diferencia del de su amigo.
    
    Ya es tiempo. Voy a la cama, que me vean bien en todo mi esplendor antes de empezar. El toquetón enseguida se mete entre mis piernas, no ...
    ... creo que sepa hacer un buen cunilingus, lo que sí sabe es decir zafadurías. El tímido se acerca lentamente, lo llamo con cariño:
    
    —Vení mi vida, hay espacio acá. Sacate el pantaloncito que quiero tocarte.
    
    Como me lo esperaba, su pene está que apunta al techo. Empiezo a manipularlo. Este tipo de pijas son complicadas porque, al ser tan duras, no hay mucha flexibilidad. El colega tiembla, diría que es virgen pero no, le salva no haberse acabado en mi mano.
    
    El zafado me metió dos dedos y hacía bailar la punta de su lengua en mi clítoris. Eso me dio un latigazo de placer que me hizo dejarme llevar pero lo detuve rápidamente. Si me hacía llegar al orgasmo, eso me dejaría rendida por unos cuantos minutos y este zafado aprovecharía para hacerme todas las guarradas que se le ocurran.
    
    Es momento de pasar a la acción, le pido a ambos que se pongan los condones. Me pongo de cuatro, doy mis buenas nalgas al zarpadito para que se entretenga mientras que yo pongo en marcha mi plan con el tímido. Por suerte los nervios no le traicionan a éste último y reacciona a mis labios. Lo estoy excitando bastante con mi felatio, y eso que solo estoy dandole “besitos” nada más, cuando se lo haga con buen ritmo lo dejo fuera de juego fácil. El problema llega cuando el colega de atrás me empieza a dar duro, haciendo sonar mis nachas con su pelvis, por lo que mi cuerpo se balancea a su ritmo. No podía hacer así mi movimiento maestro, así que flexiono mis piernas para aguantar mejor y tener más ...
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