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El jefe de su marido (segundo capítulo)
Fecha: 20/09/2023, Categorías: Infidelidad Autor: dulceymorboso, Fuente: CuentoRelatos
... – Dime te gustó? -Me da vergüenza señor Gómez – su voz se entrecortó cuando sintió que ese señor comenzó a mover su mano de la manera que la tarde anterior. -Tranquila Silvia, se que te gusta. Mira… – ese hombre le estaba mostrando sus dedos totalmente mojados por los flujos que habían traspasado la tela de sus bragas – Estas empapada. -No se que decir – Silvia solo pudo taparse la cara al ver los dedos de ese hombre mojados – -No digas nada Silvia – ese señor metió las manos por dentro de sus bragas entrando en contacto la mano con su coño – Tienes un coño muy suave y sensible. Le manoseó de nuevo el coño como nadie lo había hecho en su vida y ella solo podía gemir con la cara tapada. En menos de un minuto sintió como un orgasmo atravesaba su cuerpo dejándola temblorosa. -Ponte de pie y desnúdate Ella obedeciendo lo que ese hombre le decía se puso de pie y ruborizada se quitó el suéter y se bajó la falda. -Desnuda de todo -Pero… -Silvia intentó protestar ante aquella humillación. -Recuerda que está en tus manos si renuevo el contrato de tu marido – ese hombre era odioso y ella lo miró con rabia – Si quieres puedes vestirte y marcharte. Tu decides. Pensó en su hija y en su marido. Recordó la pesadilla que había tenido. Con lentitud llevó las manos al cierre del sujetador y se lo sacó y se bajó las bragas quedando desnuda delante de ese odioso hombre. -Eres realmente preciosa Silvia -diciendo esto se levantó del sofá y la abrazó. – Vamos a ...
... mi cuarto. Ella lo siguió en silencio y al llegar a la habitación la mandó tumbarse en la cama. Ella obedeció y se tumbó sin hacer ningún gesto de reproche. Cuando ese señor le pidió que abriera sus piernas ella lo hizo mirando al techo y dejando la mente en blanco. Sintió como ese señor se ponía entre sus piernas y apenas escuchó frases sueltas diciéndole que su coño era precioso, que tenía unas tetas deliciosas. La boca de ese hombre le besaba los muslos y con sus manos mantenía sus piernas bien abiertas a pesar de que ella intentaba por momentos cerrarlas. Era un ser repugnante que se estaba aprovechando de ella. La vergüenza que estaba sintiendo se multiplicó cuando sintió que ese señor le dio un beso en el coño y no pudo reprimir un pequeño gemido. Tuvo que taparse la boca cuando sintió que esa boca se apoderaba de su coño y comenzaba a hacerle una mamada como nunca le habían hecho. Aquella boca, aquella lengua, la barba que se restregaba por todos sus puntos más sensibles. Las manos de ese señor le acariciaban las tetas y sus pezones que estaban como piedras y se dio cuenta que era ella misma la que estaba manteniendo las piernas bien abiertas para que ese hombre le siguiera haciendo aquello que tanto placer inexplicable le estaba provocando. Un nuevo orgasmo atravesó su cuerpo como un relámpago que cae sobre un árbol y lo deja hecho pedazos. Ese señor separó la boca de su coño y tenía la barba mojada porque había eyaculado sobre su cara. Ella lo miró y se quedó ...