1. Memorias, entre el pasado y el presente (3)


    Fecha: 11/10/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: zorroblanco2003, Fuente: SexoSinTabues

    ... nada más. — ¡Qué dices Dora, eres maravillosa! Anda desnúdate para mi, ¿vale? — Bueno señor, espero que esto nunca llegue a oídos de nadie o nos separarán y no volverá a verme —me advirtió una vez más. Allí la vi, majestuosa, madre de media docena de hijos, con sus carnes suaves y del color característico de piel marrón que tenía, pues Dora tal vez era hija de algún blanco, cosa nada infrecuente en aquellos tiempos, pues los amos, como cuento aquí, además del trabajo requerían otros servicios de sus esclavas. Me encantó, lo que más me impactó fue ver un raja de cerca, una raja como el de Dora, con bello corto y enmarañado en torno a su raja, sin llegar a taparla por completo, dejando ver su forma, aquellos labios verticales, con su rosado interior. Quedé tan impresionado que le pedí que se sentase en la cama para verlo mejor. Me acerqué extasiado y me arrodillé, ella estaba tam tranquila y ni se inmutó por mi atrevimiento. — ¿Qué le parece señorito, le gusta mirar mi cuerpo? —preguntó ella sorprendida por mi curiosidad. — ¡Eres preciosa Dora! —le dije extasiado ante la visión de su sexo. Tenía su gran chocho al alcance de mi mano y la tentación de tocarlo era tan fuerte que no pude resistirme, extendí la mano y dudé, miré entonces a Dora, sentada en mi cama con las piernas abiertas y como si ella intuyera mis dudas, tomó mi mano con la suya y la llevó allí donde yo no me atreví a llegar. Acaricié su chocho, mejor dicho su maravilloso chocho, el primer chocho femenino que ...
    ... tocaba con mis manos. Recorrí su bello, esponjoso y enraizado, recorrí su raja, suave y carnosa, hasta llegué a meter un dedo en ella viendo como Dora parecía disfrutar enormemente con mis exploraciones y sin duda así era. Luego me pidió que le metiese dos y también tres y al final terminé con mis cuatro dedos dentro de su raja, ella me decía que los moviese y eso hacía yo. También me pidió que le chupara los pechos, aquellos pezones negros y duros como garbanzos lechosos, y me los comí con pasión mientras sentía mi mano caliente y húmeda moviéndose en su interior y una emoción sin par invadió mi cuerpo. Por mi cabeza pasó una idea, una idea que fue más bien un arrebato. La empujé suavemente y la hice tumbarse, ella replegó sus enormes muslos e intuyendo lo que pasaba por mi cabecita me echó los brazos para que me pusiese encima de ella. Obedecí de inmediato y agarrándome afectuosamente me colocó cerca de su raja, encima de sus pechos, sentí el contacto húmedo y caliente de su piel, pues hacía calor y ella no se había duchado. Sentí su olor, un olor empalagoso aunque no llegó a importarme. Ella llevó sus manos a mi pito y con la otra me agarró del culo, empujándome hacia ella lo condujo hasta la entrada con maestría. La entrada al paraíso en la Tierra, o al menos eso me pareció a mi cuando aquel fuego abrasador me envolvió al notar como atravesaba su raja y entraba dentro de su cuerpo. Sentí que me meaba dentro de ella y temí hacerlo de verdad, pero esto no ocurrió, ella siguió ...
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