Memorias, entre el pasado y el presente (3)
Fecha: 11/10/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: zorroblanco2003, Fuente: SexoSinTabues
... primera vez, una esclava negra. Después pensó que su pequeño pito se introducía en su sexo virgen y que era a ella a quien follaba, con su pequeño y joven coñito, sin duda más ajustad que el de Dora. La excitación corría por sus venas y era tal, que desvariaba a ratos, y en otros sentía gran rechazo por sus obscenos pensamientos. Y en este dilema estaba mientras sus dedos exploraban su sexo y pulsaban su botón secreto, lo que respondía provocaba intensas sensaciones a su joven cuerpo. Siguió y siguió frotándose íntimamente y cuando más excitada estaba, tuvo que parar pues su hermano se movió y giró quedando tumbado boca arriba. Unos segundos más tarde volvió a oír sus resoplidos, y continuó con lo suyo. Pero un pensamiento se cruzó por su mente, un pensamiento que la escandalizó, una idea que la excitaba y horrorizaba al mismo tiempo. En un acto de irresponsabilidad, Cathy sucumbió a la tentación y se dejó llevar por la irracionalidad del morbo. Su mano izquierda se posó en los calzoncillos de su hermano, palpó a través de la tela y jugueteó con el pene flácido de su hermano, sin embargo poco a poco éste despertó, y se transformó en una pequeña estaca bajo los slips elásticos. No paraba de tragar saliva, hasta que llegó un momento en que no la halló ya en su boca, ésta se había quedado seca de excitación. Con el corazón latiendo con fuerza bajo su pecho, amenazando con salírsele por la boca, Cathy seguía frotando su clítoris y con sus finos dedos tocando el pene erecto de ...
... su hermano a través del calzoncillo, con caricias tan suaves que no lo despertaban a su propietario. Al final la polla de su hermano estaba tan dura y tiesa que casi se salía por encima de la goma de la cintura, aprisionada por el slip y él seguía durmiendo, ajeno a los tocamientos a los que lo sometía su hermana. Bien le hubiese gustado despertarse en aquel momento, pero esto no llegó a ocurrir. Cathy, para más inri, notó la humedad en la tela, cerca de la punta del pene. Sin duda estaba lubricando igual que ella, excitado como ella, tras sus tocamientos. Esto le gustó, es como si se sintiera orgullosa de haberlo provocado y siguió martirizando su vagina y palpándolo. ¡Qué gorda se le había puesto y qué larga! Finalmente aceleró sus frotes con sus dedos encima de su clítoris, sin soltar la pollita de su hermano y presionando cada vez más fuerte se precipitó al orgasmo más intenso que había tenido. Su espalda se arqueó tanto que su culo despegó del suelo para acto seguido estrellarse contra él, sus talones temblaron y golpearon el duro suelo de piedra del sótano y sus dientes se apretaron al máximo mientras su respiración luchaba por coger aire con cada oleada de placer. Extenuada, Cathy olió sus dedos, le pareció una guarrada, pero le gustaba hacerlo al terminar de masturbarse, olía profundamente a ella, a su sexo. Aquel maravilloso orgasmo lo recordaría durante mucho tiempo, tal vez por su obsceno atrevimiento al tocar el pene erecto de su hermano, se despidió de él con una ...