El baño del gym
Fecha: 13/10/2023,
Categorías:
Voyerismo
Autor: Kendemonieda, Fuente: CuentoRelatos
... así que acepté.
El viernes la clase se me pasó volando, tenía ganas de salir con las chicas a tomar algo y conocernos un poco más. Me llevé los utensilios para bañarme y ropa limpia para cambiarme porque no sabía si las demás se arreglaban o no. No quería desentonar.
Al terminar la clase, nos fuimos a los vestuarios, obviamente no había regaderas para todas, así que algunas se metían de dos en dos, sobre todo las más jovencitas, y otras tuvimos que esperar el nuestro turno de baño. Mientras esperaba, estuve hablando con Anyer, una niña simpática con ojos verdes de unos veintitrés, jugadora de voleibol, con un buen cuerpo e increíbles piernas. La vedad es que con ese cuerpo me extrañaba mucho que estuviera en esta clase, porque además se la veía que iba más que sobrada.
Según se iban quedando las regaderas vacías, iban entrando las demás, al ser mi primera vez me daba bastante vergüenza, hace mucho tiempo que no me veía nadie desnuda, exceptuando obviamente mi marido y mis hijos. Así que me fui haciendo la remolona y me quedé para la última tanda.
Cuando se quedó una regadera libre me metí, me bañé rápido para dejar que las dos que quedaban todavía, se pudieran bañar.
Según nos íbamos arreglando nos íbamos directamente al bar donde habíamos quedado. Justo salíamos hacia el bar la última “hornada” quedando solo Celia, cuando justo llegó Julia que ya había terminado de recoger y venía también a arreglarse.
Íbamos llegando por tandas al bar, cuando llegamos la ...
... última tanda, las chicas ya estaban acomodadas en una mesa larga, tenían todo preparado, me pedí una cerveza, y al ir a pagar me di cuenta de que no llevaba el monedero. Se me debía haber caído en la taquilla del gimnasio. Por suerte para mí, el gimnasio no cierra hasta las once de la noche, por lo que volví a buscarlo.
Al entrar en el vestuario se oían las regaderas, no había nadie en la zona de las taquillas, me dirigí a la que había ocupado, la abrí y allí estaba el dichoso monedero.
Justo cuando iba hacia la puerta se oyó un ruido extraño que provenía de las regaderas. Me acerqué con cautela y sin hacer ruido. Me quedé a la entrada de la zona de las regaderas escuchando, se oía el agua, y de repente se volvió a oír, era un gemido. Sí, tal cual, era un gemido.
Me asomé un poco, y a través del espejo pude apreciar como en la segunda regadera había dos personas. Oí un nuevo gemido, y mis pezones reaccionaron. ¿Cómo es posible?... Me atreví a asomarme un poco más, pude ver a dos personas besándose, acariciándose. Yo nunca había sido testigo de nada igual, una parte de mí quería irse y dejarles intimidad, pero otra parte... La otra parte deseaba mirar y disfrutar de lo que estaban haciendo. Busqué un sitio donde poder quedarme sin ser descubierta pero que a la vez me permitiera ver.
Justo en un lado hay una columna, desde ahí estaba oculta a la vista de los amantes, y sin embargo, yo tenía una vista inmejorable. Me acomodé en mi escondite.
Estaban debajo de la ...