1. Toda una señora puta...


    Fecha: 18/10/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... discriminamos por eso, pero se notaba la diferencia. Ellas andaban bastante bien vestidas, lucían joyas finas, se perfumaban rico y viajaban mucho. ¿Y nunca les preguntaron cómo era aquello? No. Alguna vez, una de ellas, Maritza, me comentó que había que aprovechar la juventud porque la belleza no iba a durar para siempre. Ella tenía el propósito claro de terminar su carrera, ganar dinero, ahorrar y hacerse a sus cosas. Cuestionábamos si las personas que se dedicaban a eso podrían cambiar su estilo de vida con facilidad. Pero, al menos para ella, el tema del sexo no era un inconveniente.
    
    Bueno. Y tú ¿qué pensabas? Nada, la verdad. No la enjuiciábamos. Respetábamos sus cosas y trabajábamos con ella igual que con las otras. Al menos yo nunca le llegué a preguntar nada al respecto. Por otra parte, era una época en que apenas estábamos conociendo la vida y había muchas experiencias que generaban reacciones. Por ejemplo, por aquellos días, frente a nuestra residencia, frecuentemente se paraba un hombre que se exhibía medio desnudo y se masturbaba frente a nosotras. Y, siempre, por curiosidad, armábamos el grupo para verlo desde las ventanas. Y, cuando eyaculaba, las compañeras hacían bulla y aplaudía. Así que el volvía para hacernos el show casi cada noche. Pero jamás se metió con ninguna de nosotras.
    
    ¿Y acaso tú o alguna de tus amigas compartieron o acompañaron a Maritza en su trabajo como acompañante? No, para nada. ¿Y cómo crees que ella lo soportaba o lo manejaba? Yo ...
    ... creo que a ella le gustaba. Y a ti, ¿no te gustaba? Pues, no lo sabía muy bien. Me daba un poco de miedo porque no sabía cómo funcionaban las cosas, pensaba que la integridad de una corría riesgo y además jamás se me presentó la oportunidad. Yo creo, más bien, que fue por eso. Nosotras éramos excelentes académicamente y toda nuestra atención estaba enfocada en sacar buenas notas y graduarnos. Bueno, ¿pero acaso tus amigas y tu no tenían sus aventuritas con amigos? Seguramente. En aquellos días las cosas eran bastante diferentes a como son ahora, pero no dudo que más de una pudo haber sido sexualmente precoz.
    
    Y, ahora, ¿entonces ves que esa experiencia pudiera ser posible? ¿Cuál? Preguntó ella. Pues asumir la experiencia de una trabajadora sexual. Pienso que lo podría manejar, contestó, porque ya sé lo que eso es. Está claro. ¿Y qué te llamaría la atención de verte como prostituta? Pues, no sé, ver si todavía tengo acogida entre los hombres, porque la mayoría de las mujeres que se dedican a esa actividad son bastante jovencitas. De pronto uno ya no pega. ¿Qué te hace pensar eso? No lo sé. ¿Acaso has estado en un lugar de esos para saber cómo funciona? No, nunca. ¿Te gustaría ir a uno? Sí, por qué no. Simple curiosidad, contesté.
    
    No volvimos a tocar el tema y cada uno se enfocó en su trabajo, en los deberes del hogar y el trajín propio de un matrimonio convencional. Pero, pasados unos meses, ella volvió a tocar el tema. Oye, ¿en que quedó la propuesta de ir a conocer un ...
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