1. Nada se compara al amor fraternal


    Fecha: 18/10/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Le comió las bolas y le acarició la verga con la mano derecha. Su boca tragaba sin lástima los sacos arrugados que protegían los testículos y largaba mucha saliva a fin de lubrificar la zona.
    
    El vibrador en la concha le producía un sinfín de sensaciones placenteras que la hacían estremecerse. La plétora de fluidos en la vagina facilitaba la introducción de un objeto tan duro como ese. Experimentaba el dolor de una penetración controlada al mismo tiempo que degustaba la exquisita carne masculina. Seducida por el encanto anatómico de su hermano, engulló la verga y volvió a succionarla de la misma manera que lo había hecho antes.
    
    Con una verga en la boca y otra en la concha, se sentía como si estuviera haciendo un trío. Cerró los ojos para fantasear con Sasuke y Alexa, sintió cómo la temperatura corporal aumentaba exponencialmente, acompañada de temblorosos espasmos y flagrantes jadeos. La complacencia se apoderó de ella en menos de lo esperado, tuvo que hacer un colosal esfuerzo para no gritar. Luego de correrse por tercera vez, recibió el semen de su hermano en la boca y se lo tragó sin más ni más.
    
    Rosana no podía creer lo excitada que estaba. En cuestión de minutos, había experimentado tres orgasmos que la dejaron sin aliento. Sus mejillas estaban enrojecidas, sus tetas estaban infladas y sus labios vaginales estaban hinchados. Semejante excitación la estaba dejando en la miseria.
    
    —Admito que tienes habilidad para este tipo de cosas —Julio le dijo—. Deberías ...
    ... haberte dedicado al sexo y no al estudio.
    
    —Tu erección sigue intacta después de todo lo que hicimos. —Se la tocó con ambas manos y se apercibió de que la dureza muscular se mantenía—. Eso es admirable.
    
    —¿Qué quieres hacer ahora?
    
    —Me apetece un sesenta y nueve.
    
    —¿Quieres que cambiemos de posición?
    
    —No. Quédate como estás. Yo me acomodaré.
    
    Se reacomodó al darse vuelta, siguió en decúbito prono, con la boca apuntando a los genitales de su hermano. La única diferencia con la escena anterior era que su concha quedó a merced de él para que la lamiera con entusiasmo. Con premura, iniciaron otro juego de exploración corporal. Se regodearon dándose cariño con los labios y la lengua. Intercambiaron besos, lamidas y chupones.
    
    Julio exploró el interior de la concha con la lengua, saboreó toda la región carnosa, humedeció los labios, lengüeteó el meato urinario y alcanzó a rozar el clítoris. Rosana oprimía las bolas con ambas manos y se tragaba la verga con facilidad. Lamía el glande, dibujaba círculos y semicírculos, pasando de la parte alta a la parte baja, ensalivando las espinitas peneanas de los alrededores.
    
    La frágil hermandad dependía de dos lenguas juguetonas que se metían en las partes más sensibles del cuerpo. El exceso de saliva y las ganas de divertirse eran el detonante de un imperioso orgasmo. Gozaban como cualquier pareja del mundo, sólo que ellos no eran pareja, eran dos hermanos cachondos con muchas ganas de jugar al papá y a la mamá. Hacer el delicioso ...