1. Nada se compara al amor fraternal


    Fecha: 18/10/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... les resultó mucho mejor de lo que habían imaginado.
    
    Cuando la insistencia cruzó la línea limítrofe, los cuerpos de los dos trepidaron a la par de la fruición desencadenada por el intercambio de sensuales lamidas. La compulsividad sexual los arrastró directo al mundo de los placeres más fogosos, en el que disfrutaron la unión y la calma.
    
    Ella se reacomodó encima de la cama y él apoyó las nalgas en el borde de la misma. Se miraron de frente y no se reconocieron. Estaban tan alterados con lo que había acabado de suceder que apenas se consideraban hermanos plenos. Se dieron un beso ligero y esperaron a que las ansias se disiparan en algún momento, cosa que jamás ocurrió.
    
    —Creo que podemos hacerlo una vez más —sugirió Rosana con los cachetes sonrojados—. La última ronda será la mejor.
    
    —¿Cuál es el plan?
    
    —Quiero que me cojas de nuevo, pero tírame la leche en mi pancita.
    
    —¿Qué posición te apetece esta vez?
    
    Ella le respondió poniéndose al costado de la cama, con los glúteos apoyados en el borde y las piernas bien abiertas. Quería ser penetrada al estilo tradicional, con salvajismo y con cariño. Él le siguió la corriente, se puso de pie, se mantuvo quieto enfrente de ella, le agarró las piernas con las manos y la miró a los ojos por enésima vez, tratando de descifrar aquella mirada que lo ponía intranquilo.
    
    Comenzó a penetrarla despacio, procurando hacerla sentir la mayor satisfacción posible. Ella se estimuló el clítoris con los dedos lubricados y se manoseó ...
    ... las tetas de vuelta. La forma de empujar que tenía Julio era pacífica, sin apresuramiento alguno. Mantenía un ritmo constante para que pudiese aguantar más tiempo sin venirse. Él sabía que mientras más veloz lo hiciera, más pronto acabaría.
    
    Aumentó la velocidad luego de cinco minutos para probar qué tanto podía soportar sin respirar con dificultad. Esa repentina decisión excitó a Rosana, le hizo sentir un poco de dolor, pero la ayudó a encaminarse nuevamente al tan esperado clímax. No había nada que ella deseara más que correrse como una actriz porno en pleno rodaje.
    
    La última parte de la sesión de amor fue interrumpida por una penetración brusca y feroz, la cual producía más dolor que placer. Rosana gemía sin parar ya que la sensación de ser taladrada todavía era desconocida para ella. Aguantó hasta el último periodo, momento en el que Julio retiró la verga. Ella se la jaló con fuerza e hizo que le eyaculara encima. El semen fue esparcido por sus tetas y su vientre.
    
    —¡Madre mía! ¡Qué bueno que estuvo eso! —exclamó Julio y se sentó en la cama.
    
    —Valió la pena —dijo y se sentó a su lado. Le acarició los genitales y le dio un beso en la mejilla. La hermosa verga que le había dado tanto placer se puso flácida y ya no podía eyacular más—. Fue algo inesperado.
    
    —De saber que sería tan sabroso, lo habría hecho antes. No sé por qué nunca se me ocurrió.
    
    —Si hubiera sido en otro momento, yo no lo habría aceptado —le explicó para que no pensara que todo era tan fácil ...