1. El jefe de su marido (séptimo capítulo)


    Fecha: 27/10/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulceymorboso, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando por la noche llegó su esposo a casa, cansado, maldiciendo, echando pestes sobre su jefe, Silvia se sintió mal. Sabía que ella había sido la culpable de que no hubiera podido venir a casa a comer, pues ella misma se lo había pedido al señor Gómez.
    
    Después de cenar estuvieron un rato viendo la tele y ella no sabía como actuar. Deseaba compensar a su esposo por el día tan duro que había tenido por culpa de ella pero a su vez no deseaba tener sexo con él. Mateo varias veces intentó acariciarla pero Silvia paraba cualquier intento de su marido por avanzar en las caricias. Cuando él le acariciaba las nalgas por encima del pantalón del pijama, ella aún sentía el escozor en ellas debido a los azotes que el señor Gómez le había dado ese mediodía. Se preguntaba si aún estarían los dedos de ese señor marcados en su piel.
    
    -Hoy la niña me ha dado bastante guerra – fue la única excusa que se le ocurrió decirle.
    
    -Tranquila cariño, lo entiendo. Creo que me iré a dormir. – Mateo se levantó del sofá frustrado por sus inútiles intentos de intimar con su mujer.
    
    -Cariño!!... – Silvia lo llamó antes de que desapareciera por la puerta y cuando la miró solo pudo decirle -Te quiero mucho.
    
    -Y yo a ti cielo. Te quiero mucho. Hasta mañana.
    
    Al quedarse sola tenía muchas ganas de llorar. Se moría de ganas por tener sexo pero le dolía sentir que no con su amado esposo. Su cuerpo le exigía ser tocado, le exigía placer. No quería masturbarse pero su sexo recordando todas las ...
    ... sensaciones estaba húmedo y le palpitaba. Metió la mano por dentro del pijama y se lo acarició pero aquellas caricias no eran suficientes. Lloró largo rato en el sofá, lloró al meterse en cama y sintió como su vagina lloraba también interminables lágrimas de flujo por el placer inalcanzado esa noche.
    
    Se despertó por la mañana y Mateo ya no estaba en la cama. Se dio cuenta que las horas de sueño no habían aplacado ese ardiente deseo que su sexo sentía. Odió a su cuerpo por hacerla sentir así. Cogió el teléfono y le escribió un mensaje al señor Gómez.
    
    “Buenos días. Puedo ir a su casa esta mañana?”
    
    Cada cinco minutos miraba el teléfono para ver si el mensaje había sido leído y se desesperaba al ver que no era así. Una hora después recibió un mensaje y emocionada cogió el teléfono. Se sintió morir cuando leyó aquello.
    
    “Buenos días Silvia. Hoy me será imposible. Tengo varias reuniones importantes. Debemos posponerlo para la semana que viene.”
    
    “Ah, perdone por haberle molestado.”
    
    No recibió ningún mensaje mas y triste se fue a dar una ducha.
    
    Salió de casa y se fue a dar un paseo. Ni siquiera sabía si había sido ella conscientemente o la había llevado allí su cuerpo. Cuando se dio cuenta estaba sentada en el parque del otro día. Se sentía avergonzada de darse cuenta que miraba a cada persona que llegaba, con la esperanza de ver a aquel octogenario que había conocido aquella mañana.
    
    Ya empezaba a darse por vencida que ese señor no aparecería cuando lo vio salir del ...
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