Un whatsapp imprevisto
Fecha: 30/10/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Catanio, Fuente: CuentoRelatos
Me llamo Debora y este año he acabado el bachiller. Este verano va a ser un verano diferente puesto que nos preparamos para irnos a la universidad y será el de una pequeña despedida de la rutina de nuestro pueblo.
Este verano tengo muchas ganas de disfrutar y desconectar del curso una vez cumplidos los objetivos. La carrera que quería está asegurada y un grupo de amigas nos iremos a vivir a una nueva ciudad en un piso de solteras y porque no decirlo de zorritas.
Llevo todo el año quedando con un chico de una pandilla de otro instituto, un chaval majo y deportista. La verdad que el tío está bueno pero no sé porque, no me despierta ese lado salvaje que tengo ganas de descubrir. Follamos los fines de semana, nos lo pasamos bien, pero no me da lo que quiero.
En su grupo de amigos hay un chaval rubito, con cuerpo atlético, un chaval que de primeras no llama la atención pero que tiene algo que me pone cachonda. El tío está muy bueno, tiene un cuerpo fuerte y fibrado, le encanta el deporte y se le nota. Su sonrisa inocente estoy convencida de que tiene algo oculto.
Este chaval, de nombre Adan, es de pocas palabras, muchas veces charlamos brevemente de cosas sin importancia y sale a relucir toda su timidez. En el fondo, hay química entre nosotros, noto que a él también lo pongo cachondo pero nunca pasamos de cuatro palabras tontas.
Un jueves por la tarde nos fuimos a la playa. Después de un rato en el agua mi rollete me metió la mano en mi sexo, me puso muy caliente. ...
... Me gustó la excitación de ponerme tan cachonda con nuestros amigos alrededor. Yo a su vez le agarré la polla y se la meneé con suavidad pero con firmeza a la vez. Un segundo más y se hubiera corrido allí mismo. Al salir del agua llegó Adan, que venía del último entrenamiento de la semana. Esto acabó de ponerme el coño chorreando. El chaval venía todo marcado, venas, abdominales, músculos y hasta debajo del bañador se intuía una polla un poco erecta.
Cuando llegué a casa, no sé muy bien porque le mande un mensaje a Adan interesándome por cómo habían ido los entrenamientos para su competición del fin de semana. La verdad que no me importaba nada esto, pero sentía la necesidad de sacar tema de conversación. Tras un rato hablando la charla fue tomando un camino bastante hot, cosa que me sorprendió y me agradó al mismo tiempo. Ese chico tímido en persona se transformaba en el mundo digital y me estaba poniendo más cachonda aún de lo que ya estaba. No sé muy bien como llegamos a ese punto pero solo podía leer que lo ponía muy cachondo cada vez que me veía, que le encantaría acariciarme la piel, besar todo mi cuerpo, lamerme hasta comerme el coño.... No daba crédito a lo que estaba leyendo. Yo por supuesto, alimentaba ese fuego porque estaba más cachonda que una mona y quería probar como rendía ese deportista.
Después de varias horas chateando y ya sin poder aguantar más, le propuse que al día siguiente por la mañana se viniera a mi casa. Quería probar todos esos deseos que ...