1. El monaguillo


    Fecha: 13/10/2018, Categorías: Gays Autor: Hunter, Fuente: CuentoRelatos

    Estaba yo entrando a una iglesia para asistir a una misa de aniversario. Llegué temprano, me senté afuera a chatear un rato y esperar en la sombra a que abrieran la capillita. No bien llegué veo pasar a dos chiquillones, de unos escasos 18 añitos.
    
    Uno negrito, cabello al rape y carcajeandose con otro blanquísimo, pálido, menudito y con cara de niño malo. Mediría si acaso 1.68 y le calculé unos 60 kilogramos. Inmediatamente mi mirada se posó sobre esas nalgas que se asomabam por los calzoncillos fuera del jeans, Iban caminando sin prisa, directo hacia la parte posterior de la iglesia.
    
    Me llamó mucho la atención del chico blanquito, no porque fuera guapo sino por su actitud. Para estar en la Iglesia a esa hora y entrando por la parte posterior solo podía significar que o trabajaban allí o iban seguido. Su actitud y vestimenta no eran para nada apropiada para un lugar tan... formal. Jeans rotos y desgastados, con los calzoncillos afuera, zapatillas de color rojo sangre y una camiseta con una banda de rock moderna. Cabello espeso, negro, desordenado, largo de un lado y corto del otro. Sus nalguitas no eran grandes ni exageradas pero se le marcaban muy sexis. Manos con dedos largos, brazos delgaditos y un estilo juvenil y maloso que lo hacía interesante.
    
    Comenzó la misa y oh mi sorpresa, los monaguillos eran los dos chiquillones. Mientras todo el mundo se concentraba en sus rezos yo me hacía una paja mental imaginándome esos labios rosaditos y delgados succionándome la ...
    ... verga, casi podía sentir mi cara metida entre esas nalguitas afiladas, oliendo sus axilas para aspirar ese aroma juvenil y deportivo, me retorcía mentalmente pensando como yo le apretaría las nalguitas para sentirlas entre mis manos. Por supuesto que llegó un momento que nuestras miradas se cruzaron y el se mantuvo impasible pero no dejaba de notar mi insistente, penetrante y lasciva observación que hacía de él. Tenía el cabello peinado hacia atrás, mojado para que no se le notara tanto el corte tan desigual pero definitivamente desentonaba en ese ambiente.
    
    Terminó la misa y yo estaba a full activado, mi mente volando, llena de lujuria. Me fui a mi casa pensando en ese chiquillo pero a los días ya se me fue pasando la fantasía.
    
    Como dos meses después estoy sentado esperando a una reunión en un colegio católico muy reconocido y ahi estaba, el mismo chico de la iglesia. Iba vestido con el uniforme de limpieza, uno de esos de una pieza, largo, y que le quedaba grande. Estaba limpiando el patio y cuando lo ví me emocioné mucho, solo de pensar que en otro lugar lo veía de nuevo despertó mis bajos instintos de nuevo.
    
    Comencé a pensar cómo llegarle hasta que se me ocurre preguntarle donde quedaba el baño. Me indicó y cuando regresé le pregunté, así como quien no quiere la cosa, que si él no era monaguillo en la parroquia tal. Me contestó que a veces ayudaba pero ya casi no iba porque estaba trabajando. Se llama Mark. Tiene 19 años. Vive en San Sebastián, no estudia. Se acaba ...
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