El reloj de arena
Fecha: 23/11/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos
... hacia su boca iba cerrando los ojos y colocando una mano en su cintura y la otra en su mejilla. Fue una sensación increíble desde el primer momento en que su labio superior se quedó entre los míos y pude saborearla, abriendo la boca lo justo como para poder chuparlo despacio y luego pasarme a su labio inferior. Poquito a poco inclinaba mi cabeza y dejaba que mis labios se deslizaran entre los suyos antes de empezar a buscar las caricias de su lengua. Sentía su roce, como mi lengua acariciaba la suya entre beso y beso y nuestras bocas permanecían juntas, y como mi mano se deslizaba sobre su cintura, atrayéndola un poquito hacia a mi. En aquel momento abrí un ojo disimuladamente, sin dejar de besarla, y vi que la arena del reloj estaba a punto de agotarse. Sin que se notara mucho, extendí el brazo y le di la vuelta.
Después de un ratito más de caricias y besos, ella miró al reloj y se dio cuenta. Había conseguido alargar aquel momento unos segundos más. Se empezó a reír, me miró, luego miro al reloj mientras se mordía el labio, y cuando la arena se había acabado por segunda vez, le dio la vuelta de nuevo.
Se incorporó en la cama, poniéndose de rodillas sobre ella y yo hice lo mismo. Nos acercamos el uno al otro como hipnotizados y empezamos a besarnos y acariciarnos, esta vez olvidándonos del tiempo. Dejaba que sus cabellos se deslizaran entre mis dedos a cada caricia de mi mano izquierda, mientras con la derecha buscaba el tacto de su piel bajo su camiseta. Al mismo ...
... tiempo buscaba con mi lengua la suya en el interior de su boca y la rozaba haciendo círculos alrededor de ella. La cogía entre mis labios entre beso y beso, la chupaba, la lamía y la notaba excitarme con su sabor y su humedad. Poquito a poco nos íbamos acercando más y empecé a besar su cuello, moviéndome milímetro a milímetro sobre el, probándolo todo con suaves pero intensos chupetones y besos. Mientras, mis manos subían de su cintura acariciando sus costados y se colaban bajo su ropa moviéndose hacia su espalda. Me acerqué a su oído solo para darme el capricho de susurrarle su nombre junto con un “te deseo” y luego mordisquear despacio el lóbulo de su oreja. Comenzaba a sentir mucho calor.
Casi sin separarnos, aun con mis labios saboreando los suyos, con nuestra respiración acelerada, centrados el uno completamente en el otro, comencé a quitarle la ropa. Ella me ayudaba, y pronto nos deshicimos de su camiseta y también de la mía. Aparté un poco su sujetador, aun sin quitárselo y le acaricié los pechos mientras jadeaba cerca de su oído. Los levantaba, los juntaba y masajeaba, dejando que las yemas de mis dedos se encargaran de endurecer sus pezones. Me iba excitando más y más y mí, en esos momentos amante, podía sentir como mi sexo se endurecía y apretaba contra ella.
Ahora si que sobraba su sujetador. En ese momento en que mis labios se movían por su cuello y bajaban hacia su escote con el deseo final de probar uno de sus pezones. Mirándola a los ojos saqué mi lengua e ...