El esposo de mi amiga me cogió en su fiesta de cumpleaños
Fecha: 23/11/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos
... que felizmente eran individuales, y cerramos la puerta. Sabíamos que no teníamos mucho tiempo y mientras nos besábamos yo le desabrochaba el pantalón y él me manoseaba debajo del vestido. Sentir sus manos sobre mis nalgas me puso ya dispuesta a ser cogida en ese instante. Sólo tenía una muy pequeña tanga, muy fina, muy cara, que me había regalado mi esposo y estrenaba esa tarde.
Cuando le saqué la verga del pantalón y el bóxer, ya la tenía casi erecta. La cogí con ambas manos y sentí como se ponía muy tiesa. Si era grande, como me gustan. Quería mamársela, pero era imposible. No me iba a arrodillar en ese piso tan sucio de baño. Sólo lo masturbé un poco y disfruté sentirla gruesa y dura en mis manos.
Me dio vuelta. Me inclinó sobre el lavabo. Me levantó el vestido y me quedó mirando.
-Que puta tanga tienes. Debe ser muy cara.
-Me la compró mi esposo
-¿el cornudo?
-Si, el cornudo
-Y eso haces siempre, ¿coges con lo que él te compra?
-Sí, me excita hacerlo con lo que él me compra
-Pues te cogeré con la tanga comprada por el cornudo
Con sus piernas separó las mías. Con sus manos puso la tanga sólo de costado. Me empujo más sobre el lavabo y me quedé muy inclinada hacia adelante.
Me siguió mirando por un instante y me dijo, “pero que rica pituca eres. Con esa tanga cara te voy a coger. Te voy a mandar con mi leche donde el cornudo fino de tu esposo”.
Me excitó más escucharlo decir eso. Sentí que envidiaba a mi esposo. Y sentí que cogerme ...
... era una forma de resarcirse del no tener el éxito que mi esposo tenía en el trabajo. Sólo quería ser cogida en ese momento. Sentirme un instrumento o un juguete, me hacía sentir más sucia y, por cierto, más caliente.
Con sus dedos puso saliva en mi coño. Y en una sola empujada me la metió toda. Sentí como avanzaba cada centímetro de su pene grueso y largo en mi coño jugoso. Fue delicioso ser poseída en ese baño. En ese momento, justo en ese instante, tocaron la puerta del baño. Él respondió calmado “estoy cagando”.
La tocada de puerta y su respuesta, su pene moviéndose, entrando y saliendo, me hicieron llegar en dos o tres minutos. Él lo disfrutó mucho “así me gustan las perras, muy calientes”. Siguió moviéndose muy rápidamente, cada vez más acelerado y repitiendo “pero que puta pituca que eres”. Volví a acelerarme. Lo quería atrás. Lo quería tener dentro de mi culo. Me incliné más para que mi culo le quede disponible. Pero no se dio cuenta de lo que yo quería. Siguió y siguió y cuando sentí su leche dentro de mí, volví a llegar.
Cogió papel higiénico y se limpió. Me dio un poco. Me limpié. Era mucho semen y chorreaba. Decidí limpiarme muy bien. Lo hice con más papel y unos paños húmedos que tenía en la cartera.
Cuando estuvimos listos, se puso a escuchar que pasaba afuera. No había nadie. Abrió la puerta y miró a ambos lados. Sin moros en la costa. Salí raudamente. Él se quedó y salió unos minutos después. Como para que nadie sospeche que habíamos estado juntos.