1. Me voy a correr, métela ahora en mi culo


    Fecha: 25/11/2023, Categorías: Hetero Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    Todo comenzó un sábado por la tarde que ibas por la acera y casi te caes debido a un baldosín que estaba suelto. Yo salía del portal de edificio en el que vivo, te sujeté, te miré a los ojos y te pregunté:
    
    -¿Te has hecho mucho daño?
    
    Te habías puesto pálida y arrimaste la espalda a la pared.
    
    -Por la manera que me duele el tobillo creo que lo rompí.
    
    Me agaché y tanteé el tobillo, lo habías torcido, pero te dije:
    
    -Tienes un tendón fuera de su sitio.
    
    -¿Eres médico?
    
    -No, pero hace tiempo era curandero en mi pueblo. Podría llevártelo a su sitio, si quieres.
    
    -¿Aquí?
    
    En realidad lo que quería era llevarte a la cama. Sabía que en unos minutos el dolor se iría, así que te dije:
    
    -No, lo haría en mi piso, allí tengo la pomada y las vendas.
    
    -No sé ni cómo te llamas.
    
    -Me llamo Enrique. ¿Vamos?
    
    -No sé...
    
    -¿Llamo a una ambulancia?
    
    -No, mejor vamos a tu piso. Yo me llamo... Llámame cómo quieras.
    
    -Te llamaré Cielo.
    
    Al no querer decirme tu nombre supe que o tenías novio, o estabas casada o había alguien en tu vida. Apoyada en mí fuiste a la pata coja hasta el ascensor, después hasta la puerta de mi piso y luego hasta el tresillo del salón.
    
    Mientras cogía la pomada y las vendas en un cajón, me peguntaste:
    
    -¿Tu esposa no está en casa?
    
    -No, va de fin de semana a Londres.
    
    Pusiste cara de preocupación.
    
    -No esperaba que estuviéramos solos.
    
    -Tranquila, estás muy rica, pero no va a ocurrir nada que no quieras que ocurra.
    
    -¿Eso ...
    ... quiere decir que vas a intentar hacer algo?
    
    -Eso quiere decir que te voy a arreglar ese tobillo, si me dejas.
    
    Te estiré la pierna y te puse el pie sobre la mesa camilla, te quité el zapato y te dije:
    
    -Quita las medias que yo me doy la vuelta para no ver lo que no debo.
    
    Me di la vuelta, te quitaste las medias y volviste a poner el pie sobre la mesa camilla.
    
    Unté crema antiinflamatoria suavemente en tu tobillo y lo masajeé... Poco a poco el dolor se fue y el color volvió a tus mejillas. Cuando subí del tobillo masajeando tu pierna, me preguntaste:
    
    -¿Eso es necesario?
    
    -Sí.
    
    Te levanté el vestido y seguí subiendo hasta llegar al lado de las bragas.
    
    -¿Cómo va ese tobillo?
    
    -Ya no lo siento.
    
    Te pasé el dedo pulgar por el coño y te pregunté:
    
    -¿Me dejas jugar contigo, Cielo?
    
    Me miraste y no vi enfado en tu cara por haber tocado aquella cosita húmeda.
    
    -Sabía que me ibas a entrar de un modo o de otro.
    
    Y yo sabía que cuando subiste a mi piso no era solo para que te curase el tobillo, claro que no te lo dije, lo que te dije fue:
    
    -Mujer, estamos solos, tú estás muy buena y yo tengo unas ganas locas de follar. Sería un tonto si no te dijese algo.
    
    Me diste alas cuando dijiste:
    
    -Pero para mí eres un perfecto desconocido.
    
    -Y tú para mí una perfecta desconocida. Somos la pareja ideal para tener una aventura. ¿Jugamos?
    
    -¿A qué?
    
    -¿A los médicos?
    
    Ya dejaste que te llevara la corriente.
    
    -Creí que ya estábamos jugando a eso.
    
    Te besé ...
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