1. Mi pervertidor - 3ra parte


    Fecha: 13/10/2018, Categorías: Transexuales Autor: Tranyarlethe, Fuente: SexoSinTabues

    Hola amigos, continuando con la historia de mi pervertidor, en esta ocasión les platicare como poco a poco fui haciéndome la puta personal de aquel viejo lujurioso y como me fui adentrando más y más en este delicioso mundo; aprendiendo tantas y tantas cosas. Una vez que me cogió ya vestida de niña, me quede con más ganas de ser su mujer, de portarme como su hembra y dejarme hacer todo lo que a ese viejo libidinoso. En la última vez que estuvimos juntos, pidió permiso a mi mama de que me dejara ir a su departamento para ayudarle con unas reparaciones, a lo que mi madre accedió para, según ella, “aprender cosas nuevas” jijiji y vaya que las aprendí. Ya con la proposición en puerta en el trascurso de la semana cada día que regresaba de la secundaria me ponía lencería esperando a que Don Genaro tocara la puerta y pasaba horas imaginando como sería la próxima vez que me hiciera suya, practicaba maquillaje y caminar con tacones. Así paso una larga semana hasta que el Domingo por la tarde, Don Genaro toco la puerta para decirle a mi madre que al día siguiente comenzaría a reparar una de las paredes de su cuarto y quería que cuando yo llegara de la escuela pasara a su departamento para comenzar, a lo que mi madre solo pidió que me diera espacio para hacer mi tarea. Casi no dormí esa noche por la ansiedad de que llegara esa hora, sería la primera vez en casa de mi hombre, casi como si fuera su mujercita. Llegue corriendo de la escuela y él ya me esperaba parado afuera de su puerta, ni ...
    ... si quiera me dejo pasar a mi casa y casi a empujones me metió a su depa. Ya adentro me dijo: ahora si mi putita, ya eres mía y de aquí no sales si no con el culo bien abierto. Eso me provocaba tanta excitación que me mordía los labios y suspiraba. Me dijo: tengo una sorpresa para mi puta; y saco una bolsa de plástico que evidente mente tenía ropa adentro, me la entregó y me ordeno que pasara a su recamara a vestirme. Cuando entre a su cuarto revise su obsequio y en verdad que era una sorpresa; era la falda de la secundaria; si, aquella que usaban mis compañeras del colegio y que en más de una ocasión había fantaseado usar, unas calcetas con encaje, unos zapatos con un pequeño taconcito muy coqueto y un calzón de niña que si bien no era tanga, era de una textura muy ligera y de tamaño pequeño, todo me quedó a la medida, solo me quite la parte baja de mi atuendo, y quede como una colegiala, si como mis compañeras. Salí de su cuarto haciendo ruido con mis tacones ya que eso me excita mucho y cuando me miró me llamo a sentarme en sus piernas mientras miraba la televisión y tomaba una lata de cerveza. Cuando me senté en sus piernas se me subió la falda y esa sensación de mi piel desnuda sobre su pantalón me encantó. Me pregunto si me había gustado mi regalo y obvio respondí que me encantó, comenzó a tocarme las piernas con sus manos grandes y rasposas, me subía la falda y masajeaba mi pequeño pene como si se tratara de un clítoris y yo le correspondía pasando dulcemente mis manos ...
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