La moto
Fecha: 28/11/2023,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Theresa1986, Fuente: CuentoRelatos
Al principio pensé que era solo un aumento de hormonas. Me dije a mí misma que debía ignorar los impulsos; que se irían. Pero no lo hicieron.
Luego razoné que estaba en una moto, toda esa vibración entre las piernas, y habría sido una buena explicación racional si me hubiera sucedido cada vez que se subía a una mototaxi, pero no fue así.
Después de algunos meses de choque cultural serio y sistémico, tanto físico como mental, comencé a adaptarme al mundo extraño del siglo XXI de Vietnam. Era mi primera vez en Asia, de hecho, me sorprendió lo rápido que me acostumbré al calor sofocante, los apagones diarios, los extraños en la calle que se detenían para practicar su inglés con cualquier rostro blanco que veían.
Un año después, cerré el portón de mi casita, salí al callejón y me senté a tomar un café en un puesto callejero del barrio. Ahora se había convertido en una rutina reconfortante. Yo bebía a sorbos el dulce brebaje de café negro almibarado y leche condensada espesa, fumaba mi único cigarrillo diario y, leía, si había señal de internet, algún diario europeo y/o uruguayo, trataba de estar al día de lo que pasaba en el mundo y especialmente en Uruguay. Mientras estaba sentada en uno de los taburetes bajos de plástico a la sombra fresca de una pared con marcas de antigüedad, mis vecinos pasaban por el estrecho callejón, tratándome ahora como si hubiera estado allí siempre.
“¡Buenos días, co giao!” La mujer de la casa de enfrente me saludó, arrastrando detrás de ...
... ella a su hijo de seis años vestido de rosa.
“Teacher, hola”, dijo el niño, corrigiendo a su madre y sonriéndome.
“Buenos días, hermana mayor”, respondí en vietnamita con mal acento. Le guiñé un ojo al niño. “¡Hola Thanh! ¿A la escuela?"
Era lo mismo todas las mañanas. Y a las ocho en punto, el sol asomaría entre los techos y mordisquearía mis pies calzados con sandalias, recordándome la hora. Me levanté, pagué el equivalente a quince centavos de dólar por mi café y caminé hasta la boca del callejón para tomar una mototaxi hasta el Viện Ngôn ngữ (Instituto de Idiomas).
Durante meses fue el mismo conductor, Binh. Al verme acercar, cambiaba de su posición lánguida, se colocaba sobre el marco de su moto y la arrancaba. Yo lo saludaba, me subía al asiento trasero y me preparaba para el caótico viaje al trabajo a través del tráfico de la mañana.
Una mañana a fines de septiembre, después de seguir la misma rutina ya mencionada, caminé hacia la esquina. Binh no estaba. En cambio, un extraño, que vestía una camisa de algodón azul desteñido arremangada y un par de pantalones dos tallas más grandes, había usurpado su lugar. Pateó la moto de su soporte y me sonrió.
"¿Dónde está el hermano mayor Binh?" pregunté.
(Hermano mayor = Anh ơi (se pronuncia Ang Oi) Anh literalmente significa “hermano mayor”, pero se usa mucho más como pronombre para los hombres un poco más viejos que tú. De acuerdo a la costumbre vietnamita se refiere a cualquiera (incluso desconocidos) como ...