En la oficina [H]
Fecha: 30/11/2023,
Categorías:
Hetero
Autor: tonisex, Fuente: RelatosEróticos
Aquel día ella se había mostrado especialmente cariñosa. Desde que llegó a la oficina nos habíamos llevado muy bien, y la leve tensión sexual solía romperse con el beso directo en la mejilla y un abrazo que ciertamente yo aprovechaba para sentir el roce de sus pechos, aunque aquella ocasión fue un poco más especial, como si de verdad hubiera algo más.
Además éramos contiguos en la disposición de los cubículos, por lo que pasábamos prácticamente todo el día interactuando, ya sea compartiendo memes, chismes o cualquier otra tontería. De repente me dio por molestarla, quizá movido por la necesidad de tocar su cuerpo. Piqué con una pluma sus costillas y sus costados, mientras ella intentaba guardar compostura y no irrumpir la oficina con una risa estridente.
Su estoicismo arruinó mi cometido y empecé a juguetear con las puntas de su cabello, que despertaban un aroma frutal que me hipnotizaba las más de las veces. Causalmente se me ocurrió pasar la punta de mi dedo por en medio de su nuca y espalda, tanto como el respaldo de la silla me lo permitía. Obtuve una interesante reacción, pues luego de una breve y casi inaudible exclamación, enderezó más de la cuenta su espalda, y noté que la piel no cubierta por esa coqueta blusa de tirantes se enchinaba de forma escandalosa. Mi juego inició y después de algunos segundos de descanso, volví a recorrer su espalda, obteniendo la misma reacción. Poco pensaba en lo que sentía ella, y mi juego se vio interrumpido por una nota que me ...
... hizo llegar discretamente.
“Acompáñame”
La curiosidad despertó nuevamente y seguí sus instrucciones. Nada más salir del piso donde estaba el despacho, y estando sobre el vestíbulo que daba a los elevadores, ella me tomó de la mano y me encaminó presurosamente hacia los baños, cuyo acceso también se conectaba al vestíbulo. A pesar de mis reclamos, que tuve que contener rápidamente, nos encerramos en el de mujeres y in pensarlo comenzó a besarme lascivamente. No podía creerlo, apenas pude reaccionar llenando mis manos con las tetas que tanto había deseado desde hace tiempo. Mientras, ella aumentó el ritmo de sus labios sobre los míos, ocupando sus manos en encontrar mi pene erecto y sacarlo con una maestría impresionante. Comenzó a masturbarme, primero de forma muy lenta y luego con rapidez y casi desesperación. Cambió el ritmo varias veces y como premio obtuvo un poco del lubricante que empezó a destilar mi verga. Sentí como lo recogió con un dedo, para después despegarse de mi y asegurarse de que mis ojos vieran cómo lo chupaba. Enloquecía.
Terminó de desabrochar mis pantalones y se quitó la blusa y el bra. Se arrodilló frente a mi y apartó mi pene con un movimiento hacia arriba para engullir mis testículos. Yo aproveché sus tetas desnudas y nuevamente llené mis manos de sus carnes. Su boca jugueteaba con mis genitales, succionando con gentileza y calentándolos dentro de sus fauces. Cuando comencé a sentir que su saliva resbalaba por mi entrepierna, ella se incorporó ...