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Mi sensei
Fecha: 12/12/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Laurii, Fuente: CuentoRelatos
¡Hola! mi nombre es Laura tengo 22 años y desde que era pequeña siempre me ha gustado hacer deporte. Es por ello que desde que tenía seis años hasta hoy practico judo, ya de forma casi profesional. Durante el confinamiento por la pandemia lo pase bastante mal puesto que estoy acostumbrada a la rutina y el hecho de no poder ir a clases de judo, que en los últimos años se había convertido en una forma de aliviar el estrés de las clases, me ponía de los nervios. Una vez normalizada la situación, me entere de que el dojo al que había ido estos últimos años se cerraba así que tuve que buscarme otro que estuviera lo suficiente cerca de mi casa para poder compaginarlo con mis clases y con mi vida en general, cosa que propicia esta historia puesto que es ahí donde conozco a mi nuevo entrenador. Al conocerle me cayó bien puesto que era amable y sabía mucho puesto que había sido profesional y tenía muchas distinciones y diplomas que así lo avalan. Era un hombre de 1,80, que rondaría los 40 pero a pesar de ello se veía que se mantenía musculoso y en forma. En principio no me resulto atractivo, puesto que era calvo y nunca me había sentido atraída por los hombres calvos pero era muy simpático cosa que era todo lo contrario a los otros profesores que había tenido. Llevaba ya como unos seis meses en el nuevo dojo cuando mi entrenador me ofreció la posibilidad de ayudar en las demostraciones dado que ya tenía desde hace tiempo el cinturón negro y le venía bien una persona ...
... con experiencia para enseñar las técnicas de derribo y sumisión a lo que le dije que sí. La verdad es que hasta ese momento nunca me había pasado, había luchado con otros chicos antes pero no había notado nada de esa manera, pero en una técnica que se conoce como “luxación con pierna” que consiste en la inmovilización de uno de los brazos del oponente y el cuello y pude notar en mi brazo durante unos segundos el “aparato” de mi sensei. Al principio me dejó un poco descolocada porque no supe qué hacer así que continué como si no hubiera pasado nada puesto que no sabía si mi entrenador se había dado cuenta de lo que había pasado. Ese primer día note su miembro más veces, en mi nuca y en mi costado. Los días fueron pasando y día tras día notaba el miembro de mi profesor en alguna parte de mi cuerpo. Como nuestra relación era cordial y no vi ningún tratamiento raro del sensei hacia mí lo deje correr pensando que sería algo puntual al no estar habituada a hacer demostraciones de técnicas con un oponente más mayor. Conforme pasaban los días me sorprendía a mi misma mientras iba al dojo pensando alguna vez en que parte del cuerpo notaría esta vez el bulto del sensei y pasadas unas semanas desde la primera vez que lo noté ya se había convertido claramente en una fantasía sexual. De los entrenamientos acababa empapada y había una parte en concreto en la que no todo era sudor. Por suerte, el judogi tenía una tela bastante gruesa y no revelaba nada indiscreto, pero cuando ...