1. El maravilloso trasero de Avelina


    Fecha: 24/12/2023, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... en verdad ese lugar es hermoso.
    
    Llegamos al final del camino donde está la falda del cerro y nace el agua, ahí la abracé y nos besamos, no había gente, pero bien podría llegar alguien, así que aproveché, y mientras nos besábamos, le agarre las nalgas con mis dos manos, manoseándole todo su majestuoso culo redondo, que increíble, que tremendas nalgas tenia esta mujer, aun seguía sin poder creer, que yo me había encontrado este diamante en bruto; continuamos besándonos, y me faltaban manos para satisfacer mi lujuria manoseándole el trasero, ella me empezó a tocar y acariciar la verga por encima del pantalón, pero no se podía hacer nada más, no era un lugar tan privado como aquella cueva en el Taninul, así que terminamos de darnos ese buen faje y caminando de regreso a la camioneta, le propuse que rentáramos una habitación, pero me dijo que ya era tarde y que recordara que su mamá cumplía años y me había invitado a cenar, no lo tomé a mal, la verdad tenía sentido lo que me decía, y me dijo que no me desesperara, que lo que yo quería, iba a pasar.
    
    Subimos a la camioneta, nuevamente se sentó a mi lado, y durante el camino de regreso a la ciudad, ella se vino sobando mi verga erecta sobre el pantalón, no saben las ganas que le traía a esta chica, me volvía loco.
    
    Cuando llegamos a la ciudad, y como detalle mío, compré un pastel, algunos refrescos y bolsas de frituras, para no llegar con las manos vacías al convivio, por lo cual la señora me recibió agradecida.
    
    La mamá ...
    ... de Avelina había hecho tamales para cenar, solo estábamos presentes ocho personas, la madre de Avelina, también la hermana con sus dos hijas y su marido, una tía de Avelina hermana de su mama, mi chica y yo; durante la cena, Avelina le platicaba a su madre; escuchando también el resto de su familia, a donde la había llevado a comer, percatándome que les gustaba mi cercanía con ella; después de cenar se partió el pastel, e hicimos sobremesa platicando banalidades, despidiéndome cerca de las nueve de la noche de su casa.
    
    Se han de preguntar si en casa mi esposa no me decía nada, y la verdad es que no, era normal por mi trabajo no tener un horario, llegar tarde o a veces llegar temprano, pasar a comer o no pasar a comer, trabajar un domingo o no trabajarlo, vaya, no tenía un horario definido, así que era normal en mí, llegar a casa a cualquier hora.
    
    Ya en casa y estando acostado en mi cama, recibí un mensaje de Avelina, agradeciéndome el paseo y diciéndome que se la había pasado maravillosamente, le respondí que yo también me la había pasado espléndidamente, y que me encantaba como mujer.
    
    Me contestó el mensaje diciéndome que pronto me iba a recompensar.
    
    Ya estando en la cama, me puse a pensar con la almohada, prácticamente tenía más del 75% del trabajo hecho para poderme coger ese agraciado trasero, ella entraba a trabajar el lunes, pero no podía sacarla de la oficina para llevarla a coger, tenía que demostrarle que el trabajo era importante y que yo era una persona ...
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