1. Una madura con ganas


    Fecha: 29/12/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    Mucho se ha hablado sobre la pérdida del deseo sexual con el paso de los años. La teoría indica que cuando estamos entrados en años, sexualmente las cosas ya no son como antes; todavía existe interés y hasta un poco de pasión, pero la respuesta del cuerpo no es la misma que en otras épocas. Sin embargo, pareciera existir excepciones a la regla.
    
    Mi esposa, lejos de disminuir su deseo sexual, con el paso de los años muestra vivo interés por mantener al máximo actividad y su curiosidad por experimentar los placeres derivados del sexo se han visto incrementados en extremo. Todavía tiene interés en explorar el placer que le puedan brindar múltiples posibilidades por descubrir.
    
    Ella encuentra una especial fascinación por los hombres de color. Le elevan el deseo en exceso. De allí que cualquier contacto sexual con alguno de ellos le proporcione los más intensos y variados orgasmos. Es evidente que su comportamiento cambia. Hay una expresión corporal manifiesta en respuesta a sus orgasmos, gesticula, grita, respira agitadamente y se comporta de manera inusual. Y eso le gusta, especialmente cuando ellos la buscan y demuestran en sus encuentros dedicación, vigor e intensidad.
    
    No es secreto que ella anhele tener a uno de esos jóvenes montándola y empujando vigorosamente su miembro dentro de su vagina. La sola idea le desata una inmensa excitación, humedece su vagina y la incita a pasar a la acción. Esas calenturas no son de ahora, pero se han vuelto más frecuentes con el paso ...
    ... del tiempo, de manera que la posibilidad de concretar citas para desatar toda la fogosidad sexual contenida vaya en aumento. Ella no pone en discusión sus intenciones, sino que se limita a comunicar la cercanía de tales eventos. Yo preferiría que el trámite fuera algo diferente, pero en cuestión de gustos no hay disgustos.
    
    Hace poco, un sábado en la tarde, me abordó para contarme que la había contactado un muchacho que había despertado su curiosidad y que tenía ganas de conocerlo. Y, como siempre, entendiendo en el fondo el deseo detrás de sus palabras, quise saber los detalles de cómo había ocurrido aquello. Me contó que había sido algo inesperado. Estuvo visitando un centro comercial y, por casualidad, se detuvo a contemplar la vitrina de una tienda erótica. Un hombre se situó al lado de ella, aparentemente también para curiosear lo que allí se exhibía.
    
    Ella estuvo detallando un conjunto de ropa interior negra que lucía un maniquí, cuando el hombre le preguntó ¿estaría dispuesta a usar una vestimenta así? Sí, ¿por qué no? Respondió ella. Perdone, era sólo curiosidad. ¿A usted le gusta? Preguntó mi mujer. Sí, respondió él. Podría regalárselo a su pareja, dijo ella. Ese es el problema, respondió el muchacho. No tengo pareja. Cuanto lo siento, había dicho ella. No se preocupe, dijo él, no es problema. Ese vestido le luciría muy bien. Gracias, respondió ella. Excuse si la molesto. Usted me llamó la atención y no quise dejar pasar el momento sin expresarle mis impresiones. ...
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