1. Una madura con ganas


    Fecha: 29/12/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... preguntas? Dijo ella. ¿Ya estás aburrido? Para nada, contestó él. Es solo curiosidad. Y, si estás dispuesto, pudiéramos compartir otro ratico. Con todo gusto, respondió él.
    
    Ambos se levantaron con la intención de visitar el baño, turnándose el ingreso. Ella primero, por supuesto, y él después. Posteriormente volvieron a la cama, continuando la tertulia. El hombre, intrigado, le preguntó a ella ¿qué le había atraído de él? La verdad, cuando te vi, algo captó mi atención, contestó. Te percibí muy viril, muy dispuesto, muy sexy, muy hombre. No sé cómo decirlo. Bueno, ¡me gustaste! Y, como el tema era lo sexual, pensé que serías buena pareja y no me equivoqué. Bueno, intervine yo, y ¿por qué tú aceptaste su proposición? Y cómo negarme, respondió, más aún cuando se me expuso como Dios la trajo al mundo. Con eso no más, me calenté. Y, además, vi que no era una mujer cualquiera. Eso se nota. Por eso me animé…
    
    Bueno, pues anímense una vez más, porque ya va siendo madrugada, dije yo. Ella tomó la iniciativa. Rápidamente se acomodó para despertar aquel miembro con su boca, algo que sucedió muy pronto. Así que, cuando aquel miembro se endureció y emergió en todo su esplendor, ella se recostó abriendo sus piernas. Ahora te toca a ti, le dijo. Kevin se acomodó en medio de sus piernas, permitiendo que ella continuara masajeando su pene a voluntad. Y fue ella misma quien acomodó el miembro del hombre a la entrada de su vagina y coquetamente le dijo, ¡dale!
    
    Esa insinuación fue ...
    ... más que suficiente para que Kevin empujara su pene dentro de ella y empezara a moverse con gran vigor. ¡Qué cuca tan deliciosa! le decía a mi esposa, mientras metía y sacaba insistentemente su miembro, y masajeaba sus senos. Él estaba extasiado observando cómo su pene ingresaba dentro del cuerpo de mi mujer, que encantada, movía sus piernas alrededor del cuerpo del hombre y gesticulaba de placer con cada embestida masculina. El hizo malabares con ella, levantando sus piernas, volteándola hacia un costado y, finalmente, cubriéndola con su cuerpo en la típica posición del misionero hasta que ambos explotaron de placer. Te siento rico, decía ella insistentemente. Te siento rico…
    
    Y sintiéndolo rico culminó aquella faena. Nunca habíamos llegado a elevar el nivel de la aventura hasta esos extremos, pero, dada la situación, el ambiente y su calentura, bueno, las cosas se dieron. El hombre quedó satisfecho. Me imagino que ya fue suficiente por hoy, le pregunté a ella. Sí amor, contestó, creo ya estuvo bien. No tengo queja. Todo estuvo súper. Gracias. Menos mal, contesté, porque ya me estaba durmiendo, dije yo. Era solo una broma, porque no puedo negar la fascinación y el gusto que me causa ver a mi mujer poseída por otro macho. Sus facciones, sus reacciones y sus acciones, a veces un tanto inesperadas, simplemente me gustan.
    
    Y me calienta mucho ver cómo esos hombres se dedican a disfrutar de ella, más aún, sabiendo que yo estoy presente durante todo el acto. Fue una noche ...