1. Un deseo oculto: La noche de infidelidad


    Fecha: 04/01/2024, Categorías: Gays Autor: JHON MARCUS, Fuente: CuentoRelatos

    ... sentía los latidos de mi corazón, pero también estaba excitado, mi miembro estaba duro y palpitante. Mi compañero me tomo de la cintura dispuesto a meterme su sexo, le dije que fuera despacio a lo que respondió que me relajara. Empezó a acariciar mi ano con su pene tratando de untarme su líquido pre seminal, mientras yo sentía el calor de su miembro cálido, algo delgado y de buen tamaño.
    
    Cada vez estaba más ansioso, sentir las palpitaciones de su miembro entre mis nalgas me hacían sentir mas excitado, quería que me la metiera ya, pero no decía nada para no avergonzarme. Luego de un rato de estar lubricando mi cola con su pene, metió un dedo dentro de mi ano produciéndome un placer enorme, de modo que me estiré acercando mis rodillas al abdomen para que me entrara mas fácil. Estaba gozando mientras él jugaba con mi ano tratando de dilatarlo. Pronto el agarró su falo y me la empezó a frotar entre mi surco buscando la entrada de mi orificio.
    
    El momento había llegado, yo estaba ansioso, su sexo lentamente empezó a colarse dentro de mi produciéndome dolor y placer, era una sensación extraña pero deliciosa. Con su toque experto, su mano acariciaba mi muslo, al tiempo que me la metía con delicadeza, deleitándome con esa exquisitez en mi cuerpo. No sabía si dejar que me la metiera toda de una vez o parar, por momentos el dolor era intenso pero me lo aguantaba, la lujuria del momento solo me hacía pensar en lo rico que sentía. Él casi adivinando mis pensamientos paro un poco y ...
    ... preguntó si podía metérmela toda.
    
    No dije nada, solo empecé a mover mi cola cómo una punta; el entendió el mensaje y me la clavo toda. Sentí todo su pene dentro, palpitante y caliente, sentía dolor y gozo. La dejó ahí por un momento mientras me susurraba cosas al oído. Luego de un momento él dolor bajo y solo sentía el placer de estar lleno, moví la cola para meterla y sacarla yo mismo, el no se contuvo más, me tomo con fuerza por la cintura y me comenzó a embestir, no podía más y comencé a gemir del puro placer.
    
    A medida que el aumentaba la velocidad, mi placer aumentaba y mis gemidos se hacían aún más intensos, los cuales me esforzaba por retener para no llamar la atención; aún me costaba creer lo que estábamos haciendo y me fascinaba. La idea de ser penetrado por alguien no lo había concebido hasta ese momento. Cada embestida la disfruté al máximo, de modo que perdí la noción del tiempo tal que no recuerdo cuanto estuvimos así, hasta que se detuvo, entonces sentí su caliente elixir dentro de mí; yo aún no me corría, seguía con el pene erecto aún como un sable. Pasado unos segundos, mi compañero me la saca y se voltea como insinuando que ahora era mi turno, sin embargo, casi como volviendo en mí, toque la realidad, le estaba siendo infiel a mi novia, a mis valores y mis principios. Me levante de la cama pidiéndole que me disculpara y me metí a la ducha donde acabe corriéndome.
    
    Tras regresar a nuestras labores, el viaje de regreso transcurrió en silencio, sumado a ...