Orales
Fecha: 20/01/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: DEBOCAENBOCA, Fuente: CuentoRelatos
Ella solía tomar el té alrededor de las cinco de la tarde en Le Maison Du Roses, un lugar muy apreciado por sus dulces tartas de cereza y merengue, ella se vestía especialmente para la ocasión con vestidos vaporosos y detalles delicados, finas medias de seda y zapatos altos con hebilla ceñida al tobillo.
Un día de tantos, mira a través del portón decorado con un entramado de cristales antiguos, a un hombre ágil, delgado muy bien vestido y de ojos color celestes, los cuales cerraba ante la luz del sol, al reflejarse en ellos, ella lo miró tan detenidamente que se le enfrió el té, la camarera le dice al señor:
-hola Pablo, hoy tomará lo de siempre, esta vez vino más temprano que de costumbre, allí ella comprendió que ese día, definitivamente era distinto a cada uno de los que vivo...
Pablo esperó su pedido, y ella observaba casi intimidantemente los movimientos del hombre que la había cautivado, sentía calor por todo el cuerpo, y notaba como sus pezones elevaban las finas telas del vestido que eligió tan exquisitamente como cada día que decidía ir a ese lugar, con sus delicadas manos levantó su vestido a la altura de sus muslos y podía notarse unas ligas color marfil que sostenían unas medias opacas color coral claro, cerraba sus labios, abría la boca suavemente y se mordía, como si esas tartas que todavía no había probado, fuesen los muslos de ese hombre.
Pablo notó que ella estaba transitando alguna estimulación extraña, al verla tomar suavemente una porción ...
... del dulce platillo, pudo ver que la lengua de ella rodeaba la cereza que decoraba la preparación y lamia muy lentamente su circunferencia, sin morderla, ella atrapaba muy lentamente pequeñísimos extractos de merengue y jugaba con sus labios y besaba las frutas como si ese pastel fuera literalmente un miembro erecto y sabroso.
Todo parecía desaparecer ante los ojos de ambos, Pablo ya no podía sacar la mirada sobre ella y ella no podía dejar de seducirlo sin casi darse cuenta de lo que estaba ocurriendo en ese instante.
Pablo siente que su pantalón esta por estallar, pone suavemente su mano sobre su miembro y se escucha muy claramente el sonido de un reloj, fino, grande, que sonaba sobre la muñeca de él, ese sonido de la malla, parece despertarla de ese encanto momentáneo y lo mira fijamente, él sonríe y toma la taza de té y bebe, la sigue mirando y ella puede ver como el aprieta su pene y lo acaricia, ella entiende lo que pasa, y abre muy suavemente su escote, deja entrever sus aureolas de pezón y con la yema del dedo embebida de dulce cereza, estimula los pezones y le muestra la lengua a Pablo, el muerde sus labios y cierra los ojos, se abre el saco y ella ve algo que la excita mucho, sobre la camisa blanca impecable, él tiene unos tiradores finos y brillantes, el pecho de él deja ver por los primeros botones desprendidos, pelo y una piel soleada y tersa, Andrea!!, se escucha en el salón, un camarero que observaba la escena, le dice a ella que su pedido de croissants ...