Del hombre que supo acariciarme con sus palabras
Fecha: 23/01/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Tan humana, Fuente: CuentoRelatos
... tanto el agua alcanzaba la temperatura deseada mi temor y las ganas harían su arribo. Entraría seguro, me daria un beso acariciando mi cabello con energía pero sin fuerza, de rodillas sumergiría su rostro en mi sexo, deslizando su lengua entre mis labios -al mismo tiempo que el agua caía placentera- sorbiendo el inflamado clítoris, saboreando y bebiendo tantos jugos como pueda destilar el tesoro entre mis piernas, comiéndome sin importar el tiempo ni el agua, con el único objetivo de recibir la recompensa de mi corrida en su boca. Mi cuerpo se retuerce y con profunda gentileza toma mi pierna para subirla en su hombro; todo vibra y mis espasmos me contraen, la magia recorre cada centímetro de mi cuerpo sin que medie tregua entre nosotros. ¡bendita sea su generosidad en el placer!
Me alisto para su goce y le entrego el jabón para que lave mi espalda en tanto empino mis nalgas y las muevo en círculos para alterar con desenfreno la paz de su miembro y lograr la embestida que me lleve a su esperma. Consiente la espalda con sus jabonosas manos, llega a mis pequeñas tetas, retuerce mis pezones, baja lento por mi vientre escribiendo no se que hasta alcanzar mis pliegues y un pulgar inquieto osa penetrarme ...
... mientras besa mi cuello. Sube sin prisa y con apenas un murmullo escucho “amo tu culo”. Desciende. Separa mis nalgas mientras su lengua surca atrevida, recónditos lugares. Se detiene allí, a lamer donde el deseo se hace más rudo. Como un ritual estructurado, lo prepara para penetrarlo, rico, hondo y al ritmo que su verga lo requiera. Lo besa con tanto cariño que solo atino apoyarme en la pared.
Estoy presa de sus atenciones, inmóvil esperando la embestida mientras arqueo mi espalda por el placer que se obtiene de tan loable función. Estoy completamente imbuida, sin control de mis pasiones, sin límites, sin restricciones ni mucho menos asco. Quiero saciarlo de mí y glorificar su cuerpo con el máximo placer. Besarlo, moverme a su amaño, verlo retorcer, chuparlo, dejarlo penetrar de nuevo y sentir el calor de su nuestras explosiones, dobles y ojalá triples.
Mi cuerpo y mente aplauden en secreto con una sonrisa apenas dibujada y la revolución en mi cama, la alegría íntima que producen todas las escenas que mi mente diseña. Deseo que visite esta página. Sería lindo creer que puede leer esto y al reconocerse en sus letras frente al móvil, su mano acuda rauda y sin remedio al alivio de la dureza que lo acompaña.