En mi finca de caza (1: Con la ex de mi amigo)
Fecha: 16/10/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: golfoenmadrid, Fuente: RelatosEróticos
... abandonarme.
Mi falta de respuesta no le preocupó, supongo que pensaba que me estaba debatiendo entre mi amistad por Miguel y mi atracción por ella, y que al igual que yo, tenía una semana para hacerme suyo. Lo cierto es que se levantó de buen humor y riendo me dijo:
-Menudo espectáculo le hemos dado al servicio-, y acomodándose el sujetador, me pidió que nos fuéramos a vestir, que no quería quedarse fría.
Entramos en el caserío, y ella al descubrir que nos habían preparado dos habitaciones, llamó en plan señora de la casa a la criada, para que cambiara su ropa a mi cuarto. María, mi muchacha, no dijo nada pero en sus ojos vi reflejada su indignación, mi cama era su cama, y bajo ningún concepto iba a permitir que una recién llegada se la robara. "Coño, esta celosa", pensé sin sacarla de su error. Error de María y error de Patricia, mi colchón era mío y yo solo decidía quien podía dormir en él.
Comimos en el comedor de diario, por que quería la cercanía de la cocina, permitiera a la muchacha el seguir nuestra conversación, y convencido que no se iba a peder palabra, estuve todo el tiempo piropeando a la esposa de mi amigo. Buscando un doble objetivo, el cabrear a mi empleada, y que Patricia se confiara. Nada mas terminar la comida, le propuse salir a cazar, me apetecía pegar un par de tiros de polvora, antes que en la noche mi escopeta tuviera faena. Aceptó encantada, nunca en su vida había estado en un rececho, por lo que recogiendo mis armas, nos subimos al ...
... land-rover. En el trayecto al comedero no dejaba de mirar por la ventana, comentando lo bonita que era la finca, creo que sintiéndose ya dueña de las encinas y los alcornoques que veía.
Durante todo el verano mis empleados habían alimentado a los guarros, en un pequeño claro justo detrás de una loma, por lo que sabía que a esa hora no tardarían en entrar o bien una piara, o bien un macho. No se hicieron esperar, apenas tuvimos tiempo de bajarnos cuando un enorme colmilludo, ajeno a nuestra presencia, salió de la espesura y tranquilamente empezó a comer del grano allí tirado. Tuve tiempo suficiente para encararme el rifle, y con la frialdad de un cazador experimentando, le apunté justo detrás de su pata delantera, rompiéndole el corazón de un disparo. En los ojos de Patricia descubrí la excitación del novato al ver su primera sangre, era el momento de empezar mi venganza y acercándome al cadáver del jabalí, saqué mi cuchillo de caza y dándoselo a la mujer, le exigí, que lo rematara.
Ella no sabía que había muerto en el acto, y temiendo que la atacara, se negó en rotundo. Cabreado la abofeteé, diciendo que no se debe hacer sufrir a un animal, por lo que recuperando el cuchillo, le abrí sus tripas sacándole el corazón. Patricia estaba horrorizada por mi salvajismo, por lo que no se pudo negar cuando le ordené que se acercara. Teniéndola a mi lado, le dije que como era su primera vez, tenia que hacerla novia, y agarrándole del pelo, le introduje su cara en las entrañas del ...