Llegué a las 3
Fecha: 26/01/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Bellota D I, Fuente: CuentoRelatos
Llegué a las 3. Como acordado. Tenía la tarde para acabar con eso.
Te había dicho que prefería que sea así, sin trago, listos, para estar plenamente conscientes de lo que íbamos a hacer. Quería que cada milímetro de mi cuerpo y que cada rincón de mí mente lo sienta y lo disfrute.
Subiendo las escaleras ya no sabía si era una solución, una buena o una tremenda mala idea. Lo habías aceptado así, de repente también querías terminar con la fantasía.
Se había vuelto insoportable la obsesión que me daba esta idea de “una última vez”.
Combatir fuego con fuego.
Busqué buenas razones de hacerlo y obviamente, las encontré. Una última locura antes de los 30. Cerrar este año desastroso con algo que, claro era infidelidad y egoísmo, pero que tal goce se anunciaba… Y sencillamente, quería encontrar algo de paz y dejar de sentir mi corazón adolorido en las noches por la angustia de volver a verte. Sí, hasta jodes mi ritmo cardiaco.
Es incómodo saludarte con un abrazo. Quería ser más efusiva, pero no me atrevo.
Tu barba es suave y llena de recuerdos. De nuevo, quiero irme de vacaciones allí, esconderme del mundo entre los hilos negros y sedosos hasta que pase la vida.
No espero más y te beso, con labios, lengua, miedo y placer. Un toque de coraje para no salir corriendo. Cierras la puerta. Ya fue, ya. No hay paso atrás.
Suelto mi mochila, cae en el piso, suena el metal vacío de mi termo. Te ríes. Sí, mucho café y poco sueño. Sí, es tu culpa.
No sé cómo ...
... entramos a tu cuarto. ¿Tan cerca estaba?
Las sábanas negras contrastan con lo inmaculado del estudio.
Se siente el sol detrás de la cortina, hace calor en este cuarto.
Una parte de mí está en otro tiempo y espacio, se está embriagando con el olor a hierro de tu cadena y repasa con emoción nuestra historia. Qué lindo era todo.
Te quité el polo. Rencuentro con tu pecho: When I got the music, I've got a place to go, sigue escrito.
Sí, adelgazaste.
Te abrazo todo, te agarro los hombros, la espalda, como un panadero que quiere imprimir la marca de sus manos en la masa. Moldeo el instante, es exactamente lo que me imaginaba.
Respiras hondo, yo también. Tus dedos corren por todos lados, exprimes mi cintura y siento como tu mano me toma el culo. Susurraste algo, creo que dijiste que estabas arrecho.
Yo también, mi amor.
De estas arrechuras furiosas que te dan ganas de morder, comer, tomar posesión de otro, incorporarlo.
Sí, dije “mi amor”. En este preciso momento me permito todo.
Se ve más rico así, ¿no?
No me voy a impedir nada, nos podemos dar todo, sin límites. Esto está fuera de tiempo, fuera de la vida. Es una burbuja. “Nadie se va a enterar de eso”, dijiste.
Ya nos estamos tocando, el uno apoderándose del otro, nos masturbamos sin que nuestras bocas se suelten. Te quiero lamer, tragar, quiero hacerte mío.
Me arrodillo frente a ti, mi mano tomó el relevo de la tuya en mi calzón. No sabes lo rico que es tocarse y tener tu verga en la boca. No ...