La peluquería canina
Fecha: 01/02/2024,
Categorías:
Anal
Autor: Marianito 22, Fuente: CuentoRelatos
... De inmediato la tomé por sus caderas, le apoyé mi dotación y dije “sí, mucho”. En ese momento se tornó todo borroso y enérgico: besos, lenguas, mis qué manos recorrían desesperadamente sus curvas apretando sus caderas y pegándola a mi cuerpo. Ella se arrodilló y bajó mi pantalón corto junto al calzoncillo dejando mi pene apuntando al techo con una generosa gota saliendo por su ojo, que saboreó al sacarla con la punta de la lengua. Su arte oral era fantástico, recorriendo el largo de la pija con su lengua, dando chupadas a los huevos hasta hacerlos desaparecer dentro de su boca. En su tercer intento de garganta profunda deglutió mi verga mientras chocaba su nariz en mi vientre y mis bolas en su barbilla. Con tono perverso me dijo “cogeme la boca” y empecé a bufar como un toro mientras le taladraba la garganta e hilos de baba salían de su boca. La tomé del pelo con la idea de hacer que se sofoque a lo que accedió poniendo su mano en la mía y ejerciendo presión sobre su cabeza.
En esa posición podía apreciar la redondez de su cola y sin filtros espeté “quiero romperte el culo”. La hice parar, la giré violentamente ...
... y de un tirón bajé su calza. No llevaba ropa interior, quedando su culo gordo todo expuesto. Abrí con ambas manos sus nalgas y apunté mi pija baboseada sin piedad a la escarapela, ensartándola de un solo movimiento rápido y preciso. Ella soltó un grito ahogado de dolor, casi un llanto, para luego de unos minutos convertirse en un jadeo de placer y lujuria. En esa posición de parados perforé su agujero hasta que mis ganas de correrme entraban en su punto de no retorno. “Voy a acabar”, dije. “Acabá en mi boca”, retrucó. Rápidamente quedó nuevamente de rodillas y succionó mi pene hasta sacarle la última gota de semen, saboreando con su lengua por sobre sus labios el primer lechazo, que había quedado como una suerte de bigote lácteo.
Luego me condujo con su mano jalando de mi pija hasta el baño, lavándola con agua tibia y jabón junto a los huevos. Como seguía semi parada la chupó por un buen rato hasta que se percató que debía comenzar con el baño de un pequeño Schauzer que, junto a mi perrita, habían sido testigos de toda la escena.
Debí retirarme, pero ya iba pensando en el próximo turno a la peluquería canina…