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Tras el primer concierto (I)
Fecha: 01/02/2024, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos
Álvaro volvía a estar totalmente emocionado. Héctor iba a pasarse en media hora para llevarle al concierto de su grupo favorito. No solo eso, le había prometido pases de backstage e iba a presentarle al bajista: Sköll. Como había hecho tantas otras veces en los dos días pasados desde el concierto repasó la foto de la banda. Aunque todos habían elegido nombres nórdicos, de dioses ligados a conceptos negativos o directamente antagonistas de los Æsir, solo él llevaba un nombre de lobo. Inclinándose hacia delante estudió con más detalle la foto, de alta definición, pero pequeña. Su ropa negra se confundía con el fondo y aparecía ligeramente oculto tras Helblindi, el cantante. De los cinco integrantes era quien más distante se le antojaba, y la idea de conocerle le llenaba de nervios. Además, todos en el grupo mantenían en secreto sus nombres personales. No era tan raro en la industria del espectáculo, aunque sí inusual. Al percatarse de lo tarde que se le había hecho se vistió a toda prisa, remetiéndose la camiseta que ya llevase la otra vez dentro de los mismos pantalones de ceñido cuero negro. Había tenido que comprarse otro tanga, ya que Héctor había roto el que llevó al primer concierto, y aunque sospechaba que este seguiría el mismo destino no le seducía ir sin nada debajo. Se ató con fuerza las deportivas negras y se puso la cazadora de cuero, antes de su hermano Alberto y ahora suya. Dudó sobre las muñequeras de cuero, pero recordando que le quedaban grandes y que ...
... corría el riesgo de perderlas (y que su hermano le montase una buena por ello) decidió prescindir de ellas, con lo que llevaba era suficiente. Peinó su melena rubia hasta que consiguió una uniforme cortina y embutió en una mochila los discos de la banda, un par de rotuladores plateados y las baterías portátiles para poder cargar el móvil. Cuando ya se disponía a salir de casa su hermano le detuvo agarrándole de la manga de la cazadora. Su cabellera, del mismo tono que la suya, pero mucho más larga estaba revuelta y despeinada como si acabase de salir de la cama, y sus soñolientos ojos verdes apenas podían mantenerse abiertos. Cualquiera podría haberles confundido de no ser por la barba de su hermano y sus doce centímetros más de altura. Restregándose los ojos con gesto cansado Alberto consiguió enfocar su mirada en el chico, que botaba de impaciencia con una mano en el picaporte mientras chasqueaba la lengua con fastidio. –Álvaro, ¿te vas ya? –ante el mudo asentimiento de su hermano pequeño sonrió con indulgencia, pero frunció el ceño antes de añadir en un tono mortalmente serio–: Escúchame bien. Si hay cualquier problema me llamas y voy a por ti, si no te sientes cómodo me llamas y voy a por ti, si la situación te parece peligrosa me llamas y voy a por ti. ¿Te ha quedado claro? Ante cualquier cosa que te parezca extraña o te haga sentir incómodo quiero que me llames. Si me entero de que no lo has hecho y ha habido problemas juro que te la ganas, mocoso. ¿Entendido? –Que ...