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Tras el primer concierto (I)
Fecha: 01/02/2024, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos
... chico. Le estaba poniendo a prueba, le excitaba tenerle así: confuso, cachondo y con el dilema de si rendirse a sus caprichos o alcanzar por su cuenta el orgasmo, desobedeciéndole. –Pensé que eras más listo, o al menos más honesto –se burló– ¿no acabas de decirme que entendías la norma número tres? –Sí, pero… –empezó a decir. –Si quieres parar adelante, puedes masturbarte si tú quieres, pero también puedes ser un buen chico, aceptar que yo quiero que te aguantes, colocarte la jodida ropa y no volver a protestar. Ahí estaba, el duelo. Héctor miró con fijeza al joven, todo ojos y mejillas encendidas, la imagen misma del erotismo para él. Si no se jugase tanto en esa confrontación de voluntades podría haber cedido y haber seguido, solo por ver su cara al terminar, pero consciente de lo fácil que sería después si ahora conseguía que cediese y cruzase la primera barrera mantuvo las manos en el volante. Su decisión tuvo su recompensa. Con un suspiro en el que se mezclaba derrota, aceptación y excitación Álvaro dejó caer la cabeza y se colocó bien la ropa, haciendo lo posible porque su pene quedase mínimamente acomodado dentro de sus estrechos pantalones. Antes de poder protestar el gigante le agarró por la barbilla y le dio un rápido beso, sonriendo con satisfacción y aún más prepotencia si cabe, sabedor de que había ganado y que eso le facilitaba volver a ganar más adelante. –Así me gusta, que seas un buen chico y obedezcas. Álvaro inspiró hondo mientras ...
... Héctor arrancaba el coche. No sabía por qué, pero aquel hombre conseguía excitarle como ningún otro. Intentó relajarse para que la erección bajase cuanto antes, ignorando la molestia que sentía en su pene que parecía rebelarse contra su decisión, pero el hombretón no le concedió tregua. Durante todo el viaje mantuvo una conversación tranquila con él, preguntándole por sus aficiones, experiencias, gustos musicales… casi cualquier cosa sobre su vida privada por la que mostraba gran interés y a pesar de estar hablando con toda coherencia, su inmensa manaza no solía apartarse por mucho tiempo de su entrepierna, masajeando y apretando sobre la tela su pene, que mantenía un estado de semierección bastante molesto. Solo al acercarse a la inmensa nave donde sería el concierto redujo sus asaltos y le permitió relajarse por fin. Aparcaron detrás de la nave, en el espacio señalado como reservado. Con cierta inquietud y los nervios atenazando su estómago como una garra helada Álvaro bajó del coche detrás de Héctor, agradeciendo enormemente que su erección por fin hubiese bajado. Derrochando seguridad el gigantón se acercó al guardia de seguridad de la entrada trasera y le enseñó el pase. Al ver la cautela con la que le examinaba antes de escanear el código de barras adjunto para verificar su autenticidad el chico se temió lo peor, pero cuando les franqueó la entrada sin una sola palabra soltó un suspiro de alivio y procuró pegarse más al hombrón, quien se comportaba como si fuese el dueño ...