Patricia en la tienda de lencería
Fecha: 15/02/2024,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Nuestro amigo Jorge era muy complaciente con mi esposa, proporcionándole siempre el sexo extremo, más imaginativo y excitante que ella pudiera pedir. Pero esto nunca fue gratis. A su vez él demandaba que ella se vistiera sumamente sexy, con vestidos elegantes que le provocase el deseo de arrancárselos para devorarla entera, y lo que era más importante su lencería debía ser muy provocativa y de la mejor calidad. Íbamos a pasar con él un fin de semana especial y nos tenía reservada una sorpresa. Sin embargo, era fácil adivinar la clase de sorpresa que tendría preparada, una de típica fiesta donde la única invitada femenina sería ella. Además, como él se estaba fantaseando desde hacia ya un tiempo con filmar una película porno, la sorpresa al menos para mí no lo sería tanto. Ella prefería no pensar y dejar que las circunstancias, sean cuales fueren, una vez más la atraparan y dieran cuenta de todo su cuerpo, de su sexo, de sus hermosas tetas, de su redondo y respingón culo.
Faltaban aún unos tres días para el encuentro con Jorge y “lo que le tuviese preparado a ella”, cuando la ansiedad previa de Patricia llegó a su máximo. Me pidió que la acompañase a su tienda de lencería favorita. Favorita, porque el joven empleado que la atendía era su ferviente deseo, un muchacho de unos treinta y dos años, moreno, alto de metro ochenta y cinco, y sobre todo atlético. Cada vez que ella compraba en esa tienda íntimamente deseaba ser sorprendida por él en el probador, y que en un arrebato ...
... de sexo salvaje la llevase hasta las nubes en pocos pero intensos instantes. Llegamos casi a la hora del cierre (¿eso estaría ya calculado de antemano?). Mi esposa, con una sonrisa se adelantó acercándose al muchacho para pedirle consejo de varias piezas de lencería “sensual” y provocativa, medias, ligueros, tanguitas, y sujetadores de la talla noventa y cinco, que se conjuntaran entre sí. Él nos ofreció tres conjuntos preciosos, que ella aceptó con su sonrisa provocativa que no pasó para nada inadvertida a sus ojos. Me di cuenta que estaba a punto de cerrar, pero ante mi preocupación de que si ya era demasiado tarde para hacer la compra, él nos dijo que no había prisa y que pasáramos al probador mientras cerraba.
Entramos los dos y la música ambiental de la tienda en ese momento era Spoon con la canción favorita de Patricia, “I turn my camara”. Cerré la cortina y al girarme hacia ella la vi bailando sensualmente el ritmo, mientras a modo de streap tease, comenzaba a desnudarse. Cada momento con mi mujer puede convertirse siempre en la posibilidad de gozar de un buen espectáculo, así que me senté cómodo en la silla del probador para disfrutar de ella desvistiéndose sin perder el ritmo ni por un instante. Llevaba ropa ligera, su faldita cayó primero al suelo, luego su camiseta dejando ver sus preciosas tetas que, desafiando la gravedad que se movían preciosas, y por último su braguita, quedando solo con sus tacones. Todo a tiempo, cuando acabó la música, como si el destino ...